Entregan cobertores a familias en La Sierra y La Montaña de Guerrero
COYUCA DE CATALÁN, Gro., 29 de marzo de 2021.- Las amenazas llegan a sus equipos de radios acompañados de corridos: “los estamos viendo”, vamos con todo”, son algunos de los mensajes que reciben los pobladores del Ejido de Guajes de Ayala, quienes se mantienen en defensa de su hogar a cualquier precio, incluso con el de su vida.
El 25 de febrero pasado, hombres fuertemente armados irrumpieron en el ejido por tres puntos para hacer efectivas sus amenazas de aniquilación. En una de esas áreas, los 130 hombres que intentaban atacar la resistencia fueron recibidos a balazos y después de ocho horas de confrontación se retiraron.
A un mes de esos hechos, en esa zona aún son visibles algunos rastros de sangre, casquillos percutidos de rifles de asalto y algunas prendas de vestir. Los árboles muestran huellas de ese choque, troncos rasgados e incluso ramas resquebrajadas.
Quedó tirada una playera talla extra chica, con la que se puede medir la edad de algunos hombres que incursionaron. Había cubrebocas, cepillos dentales, rastrillos para afeitar y algunas cobijas.
La comunidad de Hacienda de Dolores fue otro de los puntos atacados, y se habla de que el comando armado se llevó a dos mujeres, que luego fueron liberadas. Este segundo punto se ubica a una hora de El Pescado, que se ha convertido en el centro del ejido, a raíz de los últimos hechos.
Aunque las versiones oficiales indican que ese día sólo se encontraron cartuchos percutidos en varios puntos, lo real es que al menos unas cuatro viviendas fueron balaceadas y, hubo varios heridos, según las versiones de los propios pobladores.
Luego de estos acontecimientos, más de la mitad de los pobladores huyeron del ejido, e incluso fuera de Coyuca de Catalán, municipio al que pertenecen, en la región de la Tierra Caliente. Ahora los que se quedaron contabilizan unas ocho comunidades fantasmas, como Los Potreros, Los Órganos, El Ceibal, El Tejón, Los Magueyes y Los Ciruelos.
En Hacienda de Dolores, los animales se encuentran sobreviviendo por puro instinto, otros ya cayeron ante la falta de comida. Las casas y vehículos fueron saqueados. Los únicos que hacen recorridos en esta zona, es un convoy de militares, policías y guardias nacionales.
En El Pescado, donde se refugiaron la mayoría de las personas desplazadas, ya no hay productos de la canasta básica y los escasos productos con que cuenta, fue una dotación que les envió el gobierno.
Si una familia está conformada de dos a cuatro personas, se le entrega una despensa y de cinco integrantes o más, les entregan el doble, pero cada 15 días, sin embargo, los pobladores dicen que una despensa no alcanza ni para una semana.
No hay papel higiénico, productos de aseo personal, ni jabones. Aquí en la comunidad dicen que el grupo que trata de ingresar a El Pescado y, que identifican como La Familia Michoacana, no permite el ingreso de productos y es una sentencia de muerte hacerlo.
Las represalias de este grupo han sido por las constantes denuncias contra ellos por la tala ilegal de sus bosques, también porque quieren apoderarse de sus tierras y ganados. Se dice que ellos buscan apoderarse de sus tierras y ganados.
Se dice también, que buscan apoderarse de una parte de su ejido para talar decenas de hectáreas, que estiman económicamente en alrededor de 60 millones de pesos.
El lugar está a más de tres horas de la cabecera municipal, Coyuca de Catalán, pero por otras vías incluso son hasta siete horas. Después del 25 de febrero, algunos huyeron caminando en una travesía que duró hasta tres días al pueblo más cercano.
La palabra resistir representa al movimiento de los pobladores a un mes de los hechos. La confrontación está más cerca que la pacificación.
Javier Hernández, el secretario del comisariado ejidal de Guajes de Ayala, espera que ante el abandono de las autoridades federales y estatales, el único recurso que les queda es que organismos internacionales volteen la mirada hacia ellos. De entrada, lo tienen claro, no van a ceder.