Derrapa joven al circular en su moto en Ometepec
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de agosto de 2018.- La historia entrará por la Facultad de Ciencias (FC). Con el primer alumno de 12 años de edad en una licenciatura de la UNAM, se abre un capítulo de inclusión en la vida universitaria. El primer niño estudiante de esta casa de estudios se llama Carlos Antonio Santamaría Díaz, quien ya había abrevado conocimiento en la Facultad de Química (FQ), en el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) y en el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM), en donde cursó diplomados y algunas materias, e hizo prácticas por separado.
Está listo para, en la mañana del 6 de agosto, iniciar su semestre, y seguramente será el único alumno que vaya de la mano de sus padres hasta la puerta del aula, según lo explica un comunicado de la máxima casa de estudios. Carlos fija la mirada mientras toma su credencial membretada entre el pulgar y el índice con su número de cuenta, asignado al igual que los demás.
Imagina los primeros pasos en la licenciatura de Física Biomédica, también de las carreras más jóvenes de la Universidad Nacional, a la cual llegó tras lograr 105 aciertos en el Concurso de Selección de Ingreso al ciclo escolar 2019, como cualquier aspirante, sin concesiones ni venias.
No será un infante en tierra de gigantes, ni un adulto en ciernes caracterizado de niño, es un estudiante de alta capacidad cognitiva, juguetón, ruborizado, que ha desafiado al tiempo y a las convenciones administrativas. La senda no ha sido generosa ni cómoda, pero con el carisma de su voz de mañana, advirtió una primera metáfora: “sólo quiero estudiar; si me cierran las puertas, me meteré por las ventanas”.
El reto será de todos los días: luchar contra el escepticismo ante sus capacidades y desempeño, pues también será la primera ocasión que sus compañeros, docentes y la comunidad universitaria tengan en territorio puma a un alumno de licenciatura tan joven. Será un crecimiento colectivo.
Universitario excepcional
La UNAM conoció a Carlos en 2015, a punto de cumplir nueve años de edad, cuando se aventuró, cursó y concluyó módulos en dos diplomados: uno sobre química analítica; y otro en bioquímica y biología molecular para la industria farmacéutica, que imparte la FQ.
Hoy ha robustecido su vocabulario, gesticula, dibuja en el aire con sus manos al hablar y lo delata en todo momento su risa infantil. Está feliz. “Es el sueño de tres o cuatro años cumplido, el ‘medio fin’ que queríamos alcanzar, así como terminar la secundaria, la prepa… pero se siente muy bien haber alcanzado esto”.
Sus genes
Los padres de Carlos, Arcelia Díaz y Fabián Santamaría se conocieron bajo el agua en la alberca de Ciudad Universitaria, como parte del equipo de Triatlón de esta Universidad. Cuando unieron sus vidas pensaron que tendrían un hijo deportista.
“La estructura del sistema educativo nacional existe, gracias a eso recibimos apoyo de autoridades, de legisladores, de la SEP en el área de enlace, para que sus exámenes de primaria y secundaria fueran muy expeditos: hizo exámenes para adultos, aunque debieron haber sido exámenes únicos para niños, pero no existen,” indicó el orgulloso papá.
Arcelia Díaz, su mamá, es maestra de educación física, proviene del municipio guerrerense del mismo nombre, uno de los de mayor índice de rezago social en el país. “Tenemos la fama de ser gente brava, pero también noble, hospitalaria, alegre, y esas características las tiene Carlos”, aseguró.
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