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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de julio de 2016.- El período de precios altos de los productos básicos agrícolas muy probablemente ha terminado, señalaron la OCDE y la FAO en su informe de perspectivas para los próximos 10 años, según el cual en 2025 el número de desnutridos en el mundo bajaría a 650 millones de personas, frente a los 800 millones actuales, informa la agencia de noticias del Estado mexicano, Notimex.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtieron la necesidad de estar alerta, ya que la posibilidad de grandes fluctuaciones de los precios continúa siendo elevada.
El informe OCDE–FAO Perspectivas agrícolas 2016-2025 prevé que los precios de los productos básicos agrícolas ajustados a la inflación se mantengan relativamente sin cambios en conjunto durante la próxima década. Sin embargo, se espera que los precios del ganado aumenten en relación a los de los cultivos.
El reporte dijo que a medida que la población cuente con mayores ingresos -en especial en las economías emergentes-, la demanda de carne, pescado y aves de corral experimentará un fuerte crecimiento.
A nivel mundial, se prevé que el aumento de la demanda de alimentos y piensos para una creciente y más opulenta población se cubra principalmente a través de incrementos de la productividad.
Se espera que las mejoras de rendimientos representen cerca del 80 por ciento del crecimiento en la producción agrícola.
Según el análisis de referencia realizado en las Perspectivas, suponiendo que no se produzcan cambios en el presente escenario, el crecimiento previsto de la disponibilidad de alimentos se traduciría en una reducción del número de personas subalimentadas en el mundo de alrededor de los 800 millones de hoy a menos de 650 millones en 2025.
El análisis indicó que en África subsahariana la tasa de subalimentación se reduciría del 23 al 19 por ciento. Pero debido al rápido crecimiento demográfico, la región seguirá contando con una proporción creciente de la población mundial víctima del hambre.
Esto implica que, sin medidas contundentes para salir del escenario actual, no se erradicará el hambre en 2030 –como señala uno de los objetivos adoptados recientemente por la comunidad internacional– lo que hace necesario actuar con decisión.
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