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CIUDAD DE MÉXICO, 19 de marzo de 2018.- Participar para transformar, es el título de la carta que publicó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) este lunes, con la finalidad de expresar su postura sobre el proceso electoral que se vive en el país, en donde invitan a elegir de acuerdo “a los principios y valores” descubiertos desde la fe, señalando su postura en contra del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la libertad religiosa, rechazando además la compra de votos así como el dejarse manipular para votar por un solo tipo de propuesta “de manera irreflexiva”.
El domingo 1 de julio se realizarán las elecciones en las que se renovarán más de 3 mil cargos públicos en 30 entidades federativas, incluyendo al Presidente de la República, senadores, diputados federales, 9 gobernadores, más de mil alcaldes y una parte importante de los diputados locales, y cerca de 90 millones de mexicanos, mayores de 18 años, serán llamados a emitir su voto de manera libre y secreta.
“Es necesario discernir por quién votar. Lo prudente y responsable es buscar para cada puesto de elección popular a la persona más idónea y no dejarnos manipular para que votemos en bloque por un solo tipo de propuesta, de manera irreflexiva y mucho menos bajo alguna modalidad de compra de voto. Entre más libertad exista al momento de elegir, más capacidad tendremos al momento de exigir”, refiere una parte del escrito firmado por el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la CEM, y por Alfonso Miranda Guardiola Obispo Auxiliar de Monterrey, quien funge como secretario general de la misma.
“Esto quiere decir que la fe cristiana trasciende las propuestas políticas concretas y deja en libertad a los fieles, para que elijan en conciencia de acuerdo a los principios y valores que han descubierto en la experiencia de la fe. Jesucristo, núcleo central de nuestra fe, nos revela verdades fundamentales que también son accesibles a la razón humana y que ayudan a que la vida de todos sea más digna y libre: el respeto que merecen las personas desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural; la importancia del matrimonio heterosexual y monogámico; la vigencia de la más plena libertad para vivir de manera individual y asociada de acuerdo a nuestras opciones en conciencia en materia religiosa; la centralidad ética y social que poseen los más pobres y excluidos de nuestras sociedades, etcétera”, precisan los Obispos.
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