Coyunturas que derrocan dictadores
La disputa por (el estado de) México
Con el arranque de las campañas por la gubernatura, el estado de México se convertirá desde este lunes en el centro de la disputa por el poder en el país. A pesar de que también habrá elecciones en Nayarit y Coahuila, el estado en el que nació el presidente Enrique Peña Nieto será el escenario en el que el próximo 4 de junio se enfrentarán las tres principales fuerzas políticas en una suerte de primer capítulo de la lucha que se desarrollará por la Presidencia de la República en el 2018.
Una posible derrota del PRI, ante la candidata de Morena o ante la del PAN, tendría un efecto catastrófico para el partido en el poder el próximo año. Las tendencias señalan un empate entre los candidatos del PRI y de Morena, Alfredo del Mazo Maza y Delfina Gómez Alvarez, lo cual sugiere que incluso si el PRI ganara, lo haría por un margen tan estrecho y precario que en lugar de anunciar su permanencia al frente del país confirmaría la posibilidad real de perder la Presidencia.
La importancia que han adquirido las elecciones mexiquenses se ve reflejada en la intensa campaña desplegada por el gobierno federal de unos meses a la fecha para entregar a la población del estado toda clase de apoyos de los programas oficiales, con el fin evidente de nutrir de votos al candidato priista. Pese a esa intervención, el candidato del PRI no ha podido figurar en las encuestas en una posición ventajosa. Una encuesta publicada el 13 de febrero por el diario El Universal arrojó un empate y dio al PRI 19.8 por ciento de los votos posibles, al PAN 19.6 y a Morena 17.8 por ciento. De acuerdo con esa encuesta, en sólo tres meses, de noviembre a los primeros días de febrero, el PRI perdió siete puntos porcentuales, los cuales se sumaron a Morena. Otra del diario Reforma, publicada el 16 de marzo, describió números similares y pronosticó 29 por ciento para el candidato del PRI, 28 para la candidata de Morena y 25 para la aspirante del PAN.
La relevancia de estas elecciones se refleja también en la fuerza con la que desde instancias oficiales fue atacada la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, mediante la filtración de un expediente en el cual su padre y hermanos aparecen implicados en operaciones de lavado de dinero de procedencia ilícita. Muy cerca de sus contendientes en las encuestas, la aspirante panista sufrirá seguramente los efectos de este letal ataque quizás hasta su anulación en las urnas, pero se requiere de esfuerzo para comprender la mecánica de esta iniciativa perversa, pues al que beneficia electoralmente no es al candidato del PRI sino a la candidata de Morena. Es muy probable que vista perdida su causa, los electores panistas encuentren en ello un aliciente coyuntural para trasladar su voto a Morena en lugar de dárselo al PRI o dejar que se pierda.
Ni en Coahuila ni en Nayarit se presenta la abundancia de votos en disputa en el estado de México (11.3 millones de sufragios), ni su complejidad e importancia crítica. En Coahuila porque la oposición no ha capitalizado con eficacia el desastre que los hermanos Moreira han significado para ese estado, y en Nayarit porque el PRI ya puede dar por perdida la gubernatura después del escándalo provocado por la detención del fiscal Edgar Veytia en Estados Unidos bajo acusaciones de narcotráfico. Dado el alto impacto político que lleva consigo la reclusión de ese alto funcionario, es previsible que el caso de Nayarit tenga incluso repercusiones negativas para el PRI en el estado de México.
Todos estos datos son totalmente adversos para el PRI y para Peña Nieto. La derrota del PRI en el estado natal del presidente representaría la antesala de su derrota en la elección presidencial, y no aparece en el horizonte una solución simple para lo que hoy se presenta como un hecho casi inevitable. Excepto el uso del presupuesto para favorecer al PRI, lo que en el estado de México hicieron públicamente y sin recato la Secretaría de Desarrollo Social y otras dependencias federales, lo mismo que el gobierno de Eruviel Avila.
Pero lo peor para el PRI en el estado de México sería una derrota ante Morena, pues en esa circunstancia nada detendría la percepción generalizada en el país sobre una victoria inevitable de Andrés Manuel López Obrador en el 2018, percepción que ya existe en este momento. Esta posibilidad es a la que verdaderamente temen Peña Nieto y el PRI, y lo que motiva la movilización del aparato gubernamental para apuntalar a Alfredo del Mazo. Las probabilidades de que se dé este resultado ya no son lejanas, pues Morena y su candidata han experimentado un crecimiento notable durante meses en el ánimo de los electores mexiquenses, como cuantifican las encuestas, que también registran el declive del PAN. Este hecho ha convertido la elección en el estado de México en una disputa entre el PRI y Morena, y virtualmente en el primer enfrentamiento en la lucha por la Presidencia. Sin embargo debe hacerse notar que aun si Morena no lograra derrotar al PRI el 4 de junio, de acuerdo con las encuestas podría quedar tan cerca que el impacto de su presencia sería definitivo para los planes de López Obrador. Por todo eso el centro político del país será desde este lunes el estado de México.