La superioridad moral
Engañifas en la mesa política de Chihuahua
Con una retórica de unificación, los asistentes a la mesa política realizada el viernes en Chihuahua se dijeron motivados exclusivamente por el objetivo de crear un frente opositor para derrotar al PRI en las elecciones del 2018, pero en realidad acudieron al encuentro con un plan bajo el brazo, el nombre de un precandidato y objetivos inconfesables. Algunos trabajan para ellos mismos y sus partidos, y otros, lejos de querer derrotar al PRI, buscan ayudarle a conservar el poder mediante una poco sutil estrategia de esquirolaje.
De acuerdo con los reportes periodísticos, entre otros estuvieron en esa mesa, convocados por el gobernador panista Javier Corral, los dirigentes del PAN y del PRD, Ricardo Anaya y Alejandra Barrales; Cuauhtémoc Cárdenas, quien es coordinador de Asuntos Internacionales del gobierno de Miguel Angel Mancera en la Ciudad de México; Porfirio Muñoz Ledo, ex de todo y hoy partidario de Morena y Andrés Manuel López Obrador; Jorge Castañeda, frustrado aspirante presidencial por la vía independiente y hoy pregonero del ex priista, ex panista y ex perredista Armando Ríos Piter; y Emilio Alvarez Icaza, precandidato presidencial del grupo Ahora, que en los pocas semanas que tiene de existencia se ha caracterizado más por sus críticas a López Obrador que al gobierno del PRI.
El encuentro de Chihuahua tuvo como propósito contribuir a la creación de un frente opositor para vencer al PRI y crear, una vez conseguido ese objetivo en las elecciones del 2018, un gobierno de coalición. Para ello, Cárdenas habría propuesto diseñar una agenda de compromisos tales como el combate a la corrupción, la recuperación del control del petróleo por parte del Estado y adoptar una nueva estrategia de combate al crimen organizado. Ricardo Anaya declaró la disposición del PAN para participar en ese frente en el entendido de que pondría en segundo término sus aspiraciones personales, y Alejandra Barrales planteó buscar la participación ciudadana en la iniciativa.
Lo primero que debe establecerse es que a esa reunión fue llevada la misma idea que presentaron hace dos meses los dirigentes del PAN y del PRD, que los panistas llaman frente amplio opositor y los perredistas frente amplio democrático, y que por más que haya sido negado no es sino el plan de alianza que esos dos partidos cultivan para impedir que el líder de Morena obtenga la victoria que hoy anticipan las encuestas. De no ser esa la finalidad oculta de aquella iniciativa, la precandidatura de López Obrador y sus propuestas –que son casi con exactitud las mismas de Cárdenas– serían las que estarían discutiéndose en mesas como la de Chihuahua.
En su momento, Muñoz Ledo advirtió la naturaleza del planteamiento del PAN y del PRD. Esa alianza, dijo, tiene el objetivo de obstaculizar a la izquierda y para ello “están deliberadamente deformando la definición de frente amplio”. Ese no es un frente amplio, sostuvo, es un “frente holgado” para “mantener el “statu quo”. Por eso calificó a la propuesta como una “engañifa”. (El Universal, 26 de junio de 2017)
Para caracterizar de esa manera la iniciativa del PAN y del PRD, Muñoz Ledo tuvo como base las recientes elecciones en el estado de México, donde pese a su declarada fe anti priista, ambos partidos se las ingeniaron para no formar una alianza entre ellos y para no brindar su apoyo –al menos el PRD— a la candidata de Morena, que desde un mes antes de la jornada electoral se mantuvo en empate con el candidato del PRI. En las elecciones mexiquenses la izquierda tuvo en sus manos la posibilidad real de vencer al PRI, pero el PRD se negó a esa posibilidad. Gracias a esa actitud del PRD –partido que utilizó la insolencia de López Obrador como justificación–, el PRI se quedó con la gubernatura por una diferencia insignificante.
Lo que sucede ahora con la propuesta de crear el frente de oposición es más o menos lo mismo que ocurrió en el estado de México. El PAN y el PRD manosean la iniciativa mientras tratan de sacarle provecho en beneficio de sus propios candidatos. Lo que Ricardo Anaya busca es atraer al PRD para quedarse él con la candidatura del frente, a cambio de que el PRD conserve la candidatura al gobierno de la Ciudad de México. Un acuerdo de ese tipo parece animar a Miguel Angel Mancera, quien tiene el control del PRD, dado el escaso puntaje que obtiene en todas las encuestas. De hecho, ese es el único motor que puede impulsar la concreción del frente, un pacto entre el PAN y el PRD. Por eso tiene razón Muñoz Ledo, se trata de una engañifa que busca reeditar las componendas que el PAN y el PRD protagonizaron en el estado de México y que facilitaron el triunfo del PRI.
Todo lo anterior hace impracticable la unificación expuesta en Chihuahua. Ese frente es imposible y los motivos están a la vista ahí mismo, en los intereses de quienes participaron en la reunión. ¿O acaso los panistas respaldarían la cancelación de la privatización del petróleo como plantea Cárdenas? Lo que sí es posible es la alianza PAN-PRD, pero eso es otra cosa.
Respecto a Castañeda, es evidente que su proyecto presidencial se redujo a nada y hoy intenta una jugada indigna al promover la candidatura independiente de Ríos Piter, un mercenario de la política actualmente al servicio de Luis Videgaray y Aurelio Nuño, como antes lo ha estado de otros.
En esas condiciones, quién sabe qué hacía Cárdenas en la mesa de Chihuahua, si el único con el que tiene coincidencias es López Obrador.