Teléfono rojo
El sismo de Televisa
Como si fuera una marca registrada, el sismo del martes 19 de septiembre tiene dueño. Esa condición quedó de manifiesto en las transmisiones realizadas por Televisa el martes, miércoles y jueves, periodo en el que esta empresa, en una búsqueda obsesiva del rating incluso a costa de su credibilidad, actuó no como un medio de comunicación sino como si fuera propietaria de la tragedia.
Semejante distorsión periodística adquirió una dimensión inédita el jueves 21, cuando el consorcio televisivo literalmente obligó a la Marina a pedir perdón por el manejo del caso de “Frida”, la inexistente niña en cuyo rescate se centró Televisa durante más de 24 horas.
Esa noche, el subsecretario de Marina, Angel Enrique Sarmiento Beltrán, y el oficial mayor, José Luis Vergara, comparecieron ante las cámaras de Televisa con la actitud de los condenados frente al pelotón de fusilamiento, y pidieron perdón –pidieron perdón a Televisa, para ser más precisos— por haber dejado crecer las expectativas sobre la existencia de la niña presuntamente atrapada en los escombros del colegio Enrique Rébsamen, al sur de la Ciudad de México, cuya inexistencia frustró los planes de la televisora de hacer estallar las pantallas con el rescate de la menor.
Ese perdón le fue virtualmente exigido a la Secretaría de Marina en tono airado por los conductores estelares de Televisa, Denise Maerker y Carlos Loret de Mola, durante una transmisión realizada al empezar la tarde de ese día, en la que intentaron defender la cobertura del rescate de “Frida” y reclamaron que el subsecretario Sarmiento Beltrán hubiera declarado un poco antes –y ciertamente con poca delicadeza– que la niña no existía.
La noche del jueves el subsecretario y el oficial mayor leyeron, cada quien una parte, un comunicado en el que expresaron que “la información que recibieron los mexicanos de la existencia de una niña viva en los escombros fue difundida por la Marina con base en la información de los técnicos, de los rescatistas, civiles y de la institución”, lo cual es totalmente cierto. Fueron los rescatistas quienes difundieron ante las cámaras de televisión la versión de la niña atrapada. “En nuestro ánimo no está generar falsas expectativas. Nosotros hemos ido compartiendo toda la información que hemos obtenido de los rescatistas y los análisis técnicos”, explicaron los funcionarios. En la parte que le tocó leer al subsecretario Sarmiento Beltrán, dijo textualmente: “Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información de la tarde, donde afirmé que la Marina no contaba con los detalles de una supuesta menor, la información que prevalece no asegura si se trata de alguien mayor o una niña”.
Media hora más tarde de la comparecencia de los altos funcionarios de la Marina ante los medios, en el noticiero En Punto de Denise Maerker los espectadores pudieron ver y escuchar otra vez el insolente reclamo que Televisa dirigió a los responsables del rescate en el colegio Enrique Rébsamen, y el perdón de éstos. De esa forma Televisa se lavó las manos por su responsabilidad en la creación de las expectativas sobre la existencia y el rescate de “Frida” y trasladó toda la culpa de lo sucedido a la Marina. Pero la Marina sólo tuvo una pequeña parte en esa historia, cuyo manejo le pertenece –eso sí– a Televisa.
Asediados por la prensa y particularmente por las cámaras de Televisa, los rescatistas del colegio dieron testimonio de lo que vieron y escucharon, o de lo que creyeron escuchar. Lo demás lo hicieron los conductores desde los estudios de transmisión, que llegaron a colocar en la pantalla un reloj para ir midiendo el tiempo del rescate. Para la noche del jueves, en el colegio Enrique Rébsamen habían sido encontrados los cuerpos de 25 víctimas del sismo, 19 niños y seis adultos, y otras once personas habían sido rescatadas con vida. Ayer domingo fue recuperado el cuerpo de una mujer identificada como empleada del colegio, que probablemente haya sido a quien el miércoles los rescatistas confundieron con una niña.
Según versiones periodísticas, en el curso de la tarde del jueves el presidente Enrique Peña Nieto pidió al secretario de Marina, Vidal Soberón Sanz, arreglar el problema con Televisa. En realidad no había ninguno. El rescate y la recuperación de cuerpos fue obra de la Marina en colaboración con los rescatistas voluntarios. En ese contexto, no hay motivo para responsabilizar a la Marina de nada, ni tenía Televisa por qué increpar de esa forma a funcionarios que se hicieron cargo de la emergencia en ese punto de la tragedia del sismo. Incapaz de asumir su responsabilidad con sensibilidad, inteligencia y honradez, Televisa necesitaba echarle la culpa a alguien de sus errores y de los excesos en que incurrió al informar sobre el terremoto. Y le echó la culpa a la Marina.