El presupuesto es un laberinto
De tentáculos y otras intromisiones
Con un cultivado sentido de la intriga, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, le hizo un favor al PRI al retomar el tema de la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales. “Todo lo que les diría es que sabemos que Rusia tiene tentáculos en diferentes elecciones en el mundo, escuchamos esto de nuestras contrapartes europeas”, y el consejo para México sería prestar atención a lo que está sucediendo, dijo Tillerson en respuesta a una pregunta de la prensa el viernes pasado, a su paso por México en la gira que realiza por América Latina.
El funcionario estadunidense no mencionó ninguna evidencia que diera soporte a sus palabras, pero con esa declaración suministró oxígeno a la versión de origen incierto y ampliamente propagada de que el gobierno de Rusia interviene o se dispone a intervenir en el proceso electoral mexicano.
Hasta ahora ninguna autoridad del país ha dado oficialmente crédito a esa versión, y el propio secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, prácticamente rechazó la especulación de Tillerson al señalar que el gobierno carece de pruebas de tal presunción. Sin embargo, la campaña del precandidato del PRI, José Antonio Meade, ha dado un fuerte impulso al rumor de la injerencia rusa y le adjudica como propósito polarizar al electorado en beneficio del precandidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Con muy poca gracia, la semana antepasada el vocero de Meade, Javier Lozano, levantó el tema y llamó “Andrés Manuelóvich” a López Obrador, lo que el aspirante de Morena utilizó para hacer un chiste sobre el oro de Moscú. Y este sábado, Meade aprovechó las palabras de Tillerson y se pronunció por “ser cuidadosos de cualquier espacio de desinformación”, en referencia a lo que Rusia pudiera provocar.
Como ya se sabe, dos veces ha desmentido el gobierno de Rusia este rumor. La primera vez fue el 16 de noviembre del año pasado en Moscú, durante la visita que el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, hizo a esa ciudad. “No conozco las publicaciones en la prensa mexicana, pero escucho cómo se están extendiendo… Son especulaciones sin ningún fundamento”, dijo el canciller ruso Serguéi Lavrov acompañado por Videgaray en una conferencia de prensa. El canciller mexicano dijo ahí que el gobierno de México carecía de evidencias sobre la versión de que Moscú quería influir en los comicios mexicanos. En esa fecha, Lavrov manifestó que el rumor provenía de Estados Unidos y tenía el propósito de “perjudicar las relaciones ruso-mexicanas”. La segunda ocasión en que Rusia negó tener participación alguna en las precampañas mexicanas ocurrió hace quince días. En una conferencia de prensa realizada en Nueva York, al canciller ruso le preguntaron sobre la presunta intervención rusa en los Balcanes, pero en su respuesta el funcionario ruso mencionó también a México. “No sólo los Balcanes, también nos culpan de interferir en México y creo que en otro lugar”, dijo. Otra vez dio a entender que esas versiones proceden de Washington y lamentó que Estados Unidos busque a toda costa “demonizar” a Rusia.
También el embajador de Rusia en México, Eduard Malayán, acaba de negar cualquier intervención de su país en las elecciones mexicanas. Lo hizo el sábado, al día siguiente de las declaraciones de Tillerson, en una entrevista con el diario El Universal, en la que antagoniza con Estados Unidos y también desliza la posibilidad de que la versión provenga de ese país. Malayán respondió de esta forma a Tillerson: “¿Quién lo dice?, ¿en dónde se ha visto? Ante todo, en declaraciones de representantes de Estados Unidos. Hoy vi en los periódicos que el señor Tillerson, secretario de Estado, vendría a México a hacer lo posible para que no haya injerencia rusa. Yo creo, primero, que el gobierno mexicano sabe por cuenta propia qué hay que hacer; luego, cuando hablamos de la supuesta injerencia cabe preguntar: ¿por parte de los estadunidenses no es una injerencia?” El embajador ruso recuerda en esa entrevista que la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación y el propio Instituto Nacional Electoral han negado la injerencia rusa, y sostuvo que el rumor es una tontería.
Tiene razón Malayán. No hay ningún indicio serio de que exista una cosa que pueda llamarse “injerencia rusa” en las elecciones, sólo existe un rumor sobre tal cosa. En cambio, no hay ya ninguna duda de que Estados Unidos se ha erigido en guardián de las elecciones mexicanas y es muy probable que sea el autor de la versión de que Rusia busca interferir en los comicios. ¿Por qué dijo Tillerson en México que Rusia tiene “tentáculos en diferentes elecciones en el mundo” y que México debe tener cuidado con eso? ¿Esa sibilina advertencia no es acaso una huella clara de los propios tentáculos de Estados Unidos? ¿No debiera entonces hablarse de una injerencia estadunidense, esa sí real y verificable con sólo leer los periódicos?