
Teléfono rojo
Nahima Spinoso Nuño Estratega y Consultora
Alguna vez te has preguntado si las niñas y niños de cualquier edad están listos para utilizar las pantallas digitales y procesar los contenidos que se difunden a través de ellas, porque cada día es más frecuente encontrar en las reuniones, en los restaurantes, en las calles y en la misma casa, a los padres de familia prestándoles un teléfono celular, una tablet o una laptop a sus hijas e hijos para entretenerlos y evitar destinarles mayor atención mientras están ocupados.
Entregar una pantalla digital a temprana edad, solo contribuye a que el pequeño se convierta en una presa fácil del entorno digital, porque es cuando su cerebro está en crecimiento y es cuando asimila todos los estímulos que provienen de su exterior, haciéndolos más vulnerables y retrasando su desarrollo psicomotor (movimiento, pensamiento, atención, emociones).
De acuerdo a Jonathan Haid, psicólogo y profesor de la Universidad de Nueva York, el cerebro de los niños está en constante crecimiento y alcanza el 90 por ciento de su tamaño a los cinco años; mientras que su madurez está en un desarrollo constante, llegando hasta la edad adulta, por ello debe de preocuparnos que estén sujetos al uso de las pantallas digitales.
El cerebro del niño se engancha a los dispositivos digitales, moldeándose e inhibiendo las experiencias y emociones que debería vivir y sentir, como son los juegos físicos, socializar con otras niñas y niños y demás personas, restringiendo su autonomía del mundo real y reduciendo sus habilidades y capacidades para afrontar los problemas.
Los niños pequeños necesitan conectarse y sintonizar con sus padres, no con las pantallas. Cuando los bebés sonríen, cuando empiezan a caminar y hablar requieren de respuestas estimulantes, sea un abrazo, un gesto, una sonrisa, una palabra o la alegría de sus propios padres, esto les ayuda a reconocer y aprender de esas expresiones faciales y emocionales.
Conforme van creciendo, los niños deben aprender a jugar, correr, saltar, caerse y levantarse para que puedan adquirir destrezas y saber moverse en un entorno natural.
Un poco más grandes deben de convivir, interactuar y comunicarse con más niños, jugar a las escondidillas, policías y ladrones, fútbol, etc., actividades que les ayudan a despertar sus habilidades de autocuidado, toma de decisiones y aceptación. Cuando pierden un partido de béisbol aprenden a tolerar, a respetar y resolver conflictos.
Todo esto no lo pueden hacer sí están expuestos desde temprana edad al uso de las pantallas digitales, es por ello que Jonathan Haid afirma que un desarrollo sano del cerebro depende de tener las experiencias correctas a la edad correcta y en el orden correcto, porque la identidad, la personalidad, las emociones y las relaciones se desarrollan en la vida real no a través del online. El aprendizaje emocional y social se produce durante la infancia.
José Ramón Ubieto, psicólogo español, afirma que las niñas, niños y adolescentes pueden sufrir de pantallismo que es el conjunto de alteraciones conductuales, emocionales, cognitivas y sociales como consecuencia de una exposición temprana, excesiva y sin supervisión adecuada a las pantallas (televisores, tablets, smartphones, videojuegos, etc.).
Respecto a la exposición de las niñas y niños a las pantallas digitales, te comparto algunos datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2024 del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) que refleja el exceso en el uso de estos dispositivos.
La encuesta nos dice que las niñas y niños de 7 a 11 años de edad consumen contenido audiovisual a través de varios medios durante el día:
Lo relevante de esta encuesta es que el 51% de las niñas y niños utilizan dos o más dispositivos, es decir, algunos pueden llegar a pasar más de seis horas al día frente a las pantallas. Aquí está el problema, porque esto puede ocasionar:
Las niñas y niños no están listos para procesar los contenidos que se difunden a través de las pantallas digitales, por ello pongamos en práctica algunas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Academia Americana de Pediatría y de algunos psicólogos:
Los niños necesitan ser mirados, escuchados y reconocidos, porque es durante la infancia cuando empiezan a formar la base de su identidad, su pertenencia y
capacidad para entender al mundo. Necesitan interacción real para aprender a expresarse y manejar sus emociones.
Una pantalla no puede reemplazar el contacto humano porque se limita la capacidad para formar vínculos y desarrollo, empatía.
Para terminar solo te puedo decir que estamos a tiempo de desconectar a las niñas y niños de las pantallas digitales, a moderar su uso cuando ya estén preparados para utilizarlas y a vigilar los contenidos que consuman. Aprendamos a ser conscientes y responsables del uso de la tecnología, que esta sea una herramienta y no un refugio, porque la infancia es el cimiento de la vida que ayuda a las niñas y niños a su sano crecimiento.
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