En el juego
Este Día de Muertos Huitziltepec volvió a sorprender al mundo.
No es exageración, en la comunidad del municipio de Eduardo Neri había hasta turistas estadunidenses.
¡La tradición es genial! En las iglesias del pueblo, alrededor de las 18 horas resuenas las campanas una y otra vez, para anunciar la llegada de los fieles difuntos.
En la iglesia principal de San José, había un camino que era guiado por veladoras colocadas en los costados, que alumbran el camino para que los fallecidos se reúnan con sus seres queridos en el panteón.
En el trayecto se observan ofrendas ancestrales, tradicionales, con alimentos como el mole rojo, verde, tamales, pan de muerto, flores de cempasúchil, de terciopelo y no puede faltar el mezcal.
Huitziltepec, que en náhuatl significa Cerro del Colibrí, es productor de mezcal, mezcal del bueno, además, su principal actividad económica es la producción de maíz.
Al llegar al panteón se observa una hermosa vista que sorprende a cualquiera.
Ya había caído la noche, las veladoras y velas encendidas hacían ver al sepulcro como algo mágico.
¡Ya están aquí!
Se escuchó en voz de doña Pilar, quien a la vez rezaba para recibir a los difuntos.
El chile frito no paraba, mientras se sentía un ambiente de paz, tranquilidad y júbilo por la visita.
Ningún niño portaba disfraces de Halloween, solo abundaban disfraces de catrinas en medio del campo santo.
Al final del día Huitziltepec con su tradición ancestral volvió a reunir a las familias locales y a congregar a muchos visitantes.
Los muertos llegaron al Cerro del Colibrí, y eso de que se van este día es una falacia, porque ellos viven en los corazones huitziltepeños por siempre.