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ACAPULCO, Gro., 18 de junio de 2016.- A más de dos años, las víctimas de las 14 funerarias y del crematorio del Pacífico S.A. de C.V., siguen a la espera de que la Fiscalía General de Guerrero y la Procuraduría General de la República (PGR) castiguen a los responsables del fraude que sufrieron al solicitar el servicio de incineración de sus seres queridos y recibir cenizas o restos de otra persona u objeto.
Sin embargo, a pesar de que a Guillermo Estua, dueño del Crematorio del Pacifico S.A. de C.V., se le giró una orden de aprehensión en mayo de este año, no pudo ser encarcelado porque se encuentra en proceso de amparo para no ser detenido, por lo que los afectados deben esperar a que se notifique a los 18 interesados, pero esto se complica debido a que algunos no viven en Acapulco, y el notario les argumenta que todos deben ser notificados.
De acuerdo con los testimonios, desde febrero de 2016 a la fecha, ninguno de los implicados en el caso ha sido detenido o encarcelado, por lo que claman justicia.
“Más que macabro, fue muy doloroso darse cuenta de que a quien guardaste en un lugar especial en tu sala, no era a quien llorabas y que fue mucho tiempo después que lo descubriste por esa noticia, el hallazgo de cuerpos en donde tú lo habías llevado”, declaró uno de los demandantes que por seguridad prefiere guardar su identidad.
En entrevista, tres dolientes coincidieron en que no ha habido avances en el proceso en contra de Guillermo Estua Zardáin, identificado como el propietario del Crematorio del Pacífico por la Fiscalía General, así como las funerarias a quienes pagaron más de 10 mil pesos por el servicio.
Una de las demandantes, a quien por seguridad llamaremos María, señaló que su madre murió en el año 2014, por lo que junto a su padre, confiados, permitieron que los restos de su mamá fueran llevados hasta la carretera Cayaco-Puerto Marqués para ser incinerados ya que un trabajador de la funeraria Ciprés, a la cual pagaron 13 mil pesos por sus servicios, les recomendó el sitio porque llevaban mucho tiempo trabajando con ellos.
Los restos que se supone eran de su madre, les fueron entregados hasta el tercer día. La excusa de la funeraria fue que el proceso era largo y en su ignorancia las víctimas esperaron, y en cuanto les entregaron la urna procedieron a llevarla a las criptas de una iglesia, para que ahí fuera su última morada.
Tras la noticia del hallazgo de los cuerpos en las instalaciones del crematorio, María y su padre reconocieron en las imágenes publicadas en diversos medios de comunicación, la ropa que llevaba su mamá cuando la habían despedido en su funeral, cuando pensaron que sería la última vez que la verían.
En cuanto pudieron, María y su papá se presentaron en la Fiscalía Regional de Acapulco, lugar a donde llevaron los cuerpos recuperados, y se sometieron al proceso para identificar a su madre, quien fue de los primeros cuerpos reconocidos y entregados.
El caso de María fue de los pocos que corrieron con suerte ya que no tuvieron que hacer ningún gasto extra, porque los restos de su madre fueron trasladados e incinerados, bajo su supervisión en todo momento, en el crematorio de Jardines del Tiempo.
Otros no tuvieron tan buena fortuna, como Gloria, quien cuando presentó su denuncia, luego de tras el cadáver de su esposo, comenzó a ser hostigada por los abogados y los propios dueños de la funeraria que contrató.
En entrevista para Quadratín Guerrero afirmó que le pedían desistir, que le cubrirían los gastos “y así me evitaría de tardar años o tal vez nunca sacar mi asunto”.
Estas como varias decenas de historias continúan viviendo el dolor y la desesperación de que sus familiares no han sido identificados.
Algunas familias mandaron a estudiar las cenizas de recibieron a otras partes del país, incluso a Estados Unidos, pero siguen a la espera de los resultados.
De igual manera no dejan de señalar a las funerarias de ser corresponsables del daño moral del que fueron objeto, ya que como mencionó María, “fue a ellos a los que contratamos el servicio, ellos deben de responder, porque ellos nos aseguraron que nuestro familiar sería cremado y ese nos entregaban, cuando no fue así. Ellas (las funerarias) dicen que también son víctimas porque fueron engañadas, pero cómo es posible que no supieran que al entregarles las cenizas con la experiencia que tienen no supieran que no eran cenizas, porque hubo a quienes hasta cal les dieron, pero uno no sabe, uno nunca ha visto unas cenizas de un muerto”.