Promoción permanente, clave para atraer turismo europeo: Sectur Guerrero
El derecho a ser malo
Amigo lector, me alegra que estemos de vuelta. Después de tanto tiempo sin publicar, me alegra poder encontrarnos nuevamente en esta columna que tanto gusto de escribir. Para esta ocasión, hay un tema que hasta hace poco desconocía y me parece bastante interesante: la teoría de la licencia moral.
La religiosidad es un rasgo muy importante en la cultura del mexicano. De acuerdo con datos oficiales, somos el segundo país con más católicos en el mundo, tan sólo detrás de Brasil; con un 82% de la población total como católicos, podemos darnos cuenta de la gran relevancia que tiene la fe en los mexicanos. Y sin irnos más lejos, sólo hay que mencionar a la Virgen de Guadalupe y su grandiosa Basílica, en Ciudad de México.
De vuelta en el tema que nos concierne, la religión nos da un alto código moral; reglas especiales de cordialidad que nos parecen normales, pero son sorprendentes para otros países. Aún así, ¿no es México un país donde, tristemente, la corrupción es uno de sus más grandes problemas, casi formando parte de la propia cultura mexicana? Y pensar que hay personas consideradas hasta angelicales a los ojos de todos y participan en actos de ‘microcorrupción’. O peor aún, aquellas personas que fueron muy buenas y humildes ante los demás, resultan hasta secuestradores. Y muchos de ellos comparten algo en común: sienten un grado mínimo o nulo de culpa. A estas situaciones, la teoría de la licencia moral puede ser una buena explicación.
Esta teoría propone a las buenas acciones como una ‘licencia’ que los ciudadanos acreditan para actual moralmente de forma incorrecta. Sintiendo de alguna manera que el mundo tiene una deuda que saldar con ellos, actúan de forma inmoral para el beneficio propio. O bien, bajo la premisa de una buena acción, justifican otra mala consecuente a ella. Basta con recordar aquella ocasión en la que miembros de la fundación caritativa internacional Oxfam explotaron a prostitutas en Haití después del terremoto de 2010, haciéndolas participar en numerosas orgías. Acosaron mujeres y aprovechaban la situación de desigualdad para abusar de ellas mientras repartían paquetes de ayuda para la isla, que en un sentido moral, los paquetes actuaron como licencia para abusar de mujeres.
¿Será esta la explicación de la situación, no sólo de México, sino de todo el mundo, para que nos estemos volviendo cada vez más inmorales? Hemos vivido en un periodo pacífico, en un sentido relativo. Aunque hay países en periodos bélicos, no hemos escalado a un nivel superior, tal y como lo hicieron durante prácticamente todo el siglo XX. Pero pareciera que necesitáramos de ello. El uso de armas químicas en las guerras del Medio Oriente, los violentos feminicidios e incluso violentar despiadadamente a niños. ¿Son estos síntomas los de una especie que requiere satisfacer una sed irracional de sangre y violencia?
¿Acaso Hobbes y Maquiavelo tenían razón?