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Cirugía estética: ¿amiga o enemiga?
Cada vez se vuelve común encontrar videos de los procesos de cirugías estéticas para alcanzar estándares imposibles de belleza y lo alarmante es que en la red también navegan las menores de edad que normalizan el someterse a estos tratamientos.
En mi convivencia con adolescentes, las cirugías se han vuelto un tema de conversación recurrente, sin importarles mucho o tener conciencia de las consecuencias y esto debido a la no regulación de las redes sociales, que son su principal fuente de información y que las bombardean con estas imágenes.
Estos videos vienen acompañados de discursos como un trasero redondo y perfecto, unos pechos naturales o una diminuta cintura, como si se tratara de una cosa que se puede moldear al gusto del consumidor y no de un cuerpo que se somete al dolor.
Dentro de los comentarios encuentro frases de mujeres y menores como: me quiero arrancar, me quiero poner, no me gusta esto, si yo pudiera hacerme aquello sería feliz y un sin fin de autocastigos por no sentirse suficientes físicamente.
Desde niñas aprendemos que nuestro aspecto físico tiene un impacto en la sociedad y que depende de ello cómo te van a mirar o a tratar y esta ideología nos lleva a crecer inconformes, incapaces de reconocer, amar y cuidar nuestros cuerpos tal y como son.
Hace años hablar de cirugías estéticas era casi un secreto para quienes se las hacían, porque era asumir que había una inconformidad de por medio, en la actualidad, la mayoría de mujeres en algún momento (estemos de acuerdo o no con esto), hemos hablado de hacernos algún arreglo estético, como si se tratara casi de una obligación para poder seguir siendo objetos de deseo.
La socióloga y feminista Esther Pineda explica que la violencia estética cumple con cuatro factores discriminatorios:
Gerontofobia: aversión a la idea de que las mujeres tenemos una fecha de caducidad al envejecer.
Sexista: estos estándares de belleza se exigen mayormente a las mujeres.
Racista: deriva en el discurso de que la piel blanca es mejor que la piel negra.
Gordofobia: señala que los cuerpos grandes no son bellos y son blanco, incluso, de bullying.
Se habla de que la belleza es un sinónimo de salud, y sí, conocemos montones de tratamientos, tips y trucos de belleza, pero no sabemos nada de nuestro ciclo menstrual; tenemos rutinas de skin care pero no tenemos rutinas de chequeos médicos básicos; hablamos de cambios físicos como parte de sentirnos bien pero no atendemos nuestra salud mental.
Estar de acuerdo o no con las cirugías estéticas es un asunto de criterios, sin embargo, antes de considerarlas deberíamos cuestionarnos:
¿Realmente nos sometemos a tratamientos de belleza como parte del autocuidado o este falso empoderamiento femenino nos conduce todavía a mirarnos con desprecio por tener cuerpos que no encajan con lo socialmente marcado?