Protesta Cipog-ez en Chilpancingo; exige obras y justicia por crímenes
COYUCA DE CATALÁN, Gro., 8 de febrero de 2021.- En el ejido de Guajes de Ayala, municipio de Coyuca de Catalán pobladores armados realizan recorridos de vigilancia para proteger sus bosques de un grupo criminal, en presunta complicidad con el Ejército.
No vacilan al decir que de ser necesario se van a enfrentar con los propios militares en caso de que estos sigan presuntamente brindándoles protección a este grupo de talamontes, el cual ya los ha amenazado con incursionar a sus comunidades y despedazar todo.
Esto ocurre en lo alto de la sierra de Tierra Caliente, a unas 10 horas del centro del estado, específicamente de Chilpancingo.
La caída del precio de la goma de opio, provocó que los grupos criminales hayan buscado una nueva forma de hacer dinero y esto lo encontraron en la tala de árboles.
En la comunidad de El Pescado, uno de los 31 poblados que forman parte de esta zona, el secretario del Comisariado Ejidal, Javier Hernández ha encabezado a un grupo de pobladores para cuidarse de este grupo armado, que estaría encabezado por Crescenciano, Chano, Arreola.
Esta célula criminal, recibe la protección de mandos del Batallón de Infantería del Ticuí, localizado en el municipio de Atoyac de Álvarez, denunció Hernández.
A los militares, se les achaca que, en septiembre del año pasado, hayan detenido de manera ilegal a Eduardo Cortés, un vecino de la comunidad de La Destejada, para luego haberlo entregado a un comando armado.
En octubre, lugartenientes de Chano Arreola, secuestraron en la comunidad de El Perro a Elías Gallegos Coria y a su hijo Fredy Gallegos García, quienes, de acuerdo a los pobladores, habían iniciado el movimiento en defensa de los bosques, incluso, el primero era un férreo promotor del Plan de Pacificación y Reconciliación en la Sierra.
En 2019, el ejido inició la explotación de madera, después de recibir en 2016 un permiso emitido por las autoridades ambientalistas. Pero fue unos meses después, en marzo, cuando un grupo armado, acompañado por el Ejército, los desalojó del área de aprovechamiento.
En esa incursión, este grupo robó maquinaria, vehículos y por lo menos 13 viajes de camión tortón cargados con madera, lo que estima en ganancias en más de 700 mil pesos en un solo día.
A la fecha se desconocen la cantidad de madera que han sustraído de su ejido, y del ejido vecino de San Antonio.
En una asamblea realizada el domingo, Javier Hernández señaló que las principales fuentes de ingreso de las más de mil 500 personas que habitan esa zona, son la ganadería y agricultura, por lo que pidieron acceder a otros programas sociales, como el de Sembrando de Vida.
Las familias que, aún siguen dedicándose a la siembra de la amapola, han visto la destrucción de sus cultivos en manos del Ejército Mexicano.