Hoja verde
Para acompañar a la familia de un buen amigo recientemente fallecido, asistí a misa a la Cátedra de Nuestra Señora de La Soledad.
Reconozco que no soy un buen católico, por muchas razones u omisiones, sin embargo, trato de serlo a mi manera.
No recuerdo cuando fue la última vez que asistí a una misa completa en una iglesia católica, un año, dos, tres…
Sin embargo, al escuchar y seguir atentamente el ritual, escuché la petición que se hace ¡por los fallecidos, por los enfermos, por los que sufren, por los indigentes, por los desamparados, por los recién nacidos, por los que contraen matrimonio, por la familia, por los hijos, por los desaparecidos y por los secuestrados!
Llamó mi atención la “oración por las elecciones”.
Una oración larga dicha por el padre que ofició la misa, que invoca y hace un llamado a los feligreses a “ejercer con libertad el voto secreto al que tenemos derecho y elegír con responsabilidad a nuestros representantes populares, para que Dios los guíe en sus respectivas encomiendas a la hora de tomar decisiones y gobernar”.
Tengo la certeza, que la “oración por las elecciones” nunca la había escuchado; sin embargo, no tengo duda que la iglesia católica, como siempre, asume un papel importante en un momento trascendental en que los mexicanos decidiremos con nuestro voto a quienes nos representarán en los cabildos, congresos locales, cámaras de diputados, senadores y presidencia de la República.
Qué sea para bien de México.
¡Amén!
Como siempre, usted tiene la mejor opinión.