Sin mucho ruido
La balcanización de Acapulco
Divide et impera. Julio César (Dictador de Roma, 100-44 a. c.)
El término balcanización, se origina en la guerra de los Balcanes, cuando en 1912 y 1913, se expulsa mediante la Liga Balcánica al Imperio Otomano, provocando el posterior enfrentamiento entre los asociados por la disputa de los territorios recuperados. Posteriormente, el término se aplica a la perfección en las guerras yugoeslavas, entre 1991 y 2001, que concluyeron con la división de la república yugoeslava en cinco diferentes entidades: Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Macedonia. El término se adoptó para referirse a todo hecho que conlleve la atomización de una entidad territorial, hecho que lleva implícito su debilitamiento. Provocando precisamente lo contrario a lo que se señala en el axioma: “La unión hace la fuerza”.
Partamos de dos hechos: la municipalización excesiva, produce resultados caóticos, de la misma manera que la centralización absoluta, produce una concentración inapropiada del poder.
Hace unos días, se comentó sobre la posibilidad, no solamente de la formación del municipio 82, que dividiría el municipio de Acapulco en dos, creando uno donde quedaría integrado el Acapulco Diamante, con todo y las correspondientes inversiones en el área, la última propuesta que fue lanzada de manera subrepticia, habla de la completa división de Acapulco, escindiéndolo de su zona rural, y la creación de hasta cinco nuevos municipios, en lo que hoy es nuestro bello puerto.
La unión hace la fuerza, la división debilita, eso es claro, la irracional propuesta de deslindarnos de la zona rural, como si fuera un lastre, para crear pequeños municipios que no serían de ninguna manera autosuficientes, pareciera encubrir el objetivo principal, que sería la creación del municipio ubicado en Acapulco Diamante.
Esta propuesta, va en contra de todo lo que hablamos en la última columna, donde comentamos que Acapulco requiere un rediseño y un relanzamiento de la marca-ciudad. Ese rediseño no debe de pasar por la fragmentación de una entidad que es única, que tiene identidad propia, que finalmente es una comunidad de recuerdos, con un pasado compartido y un futuro común.
Anoto nuevamente la cita de Steinbeck: Una ciudad se parece a un ente biológico. Posee un sistema nervioso, una cabeza, unos hombros y unos pies. Cada ciudad difiere de todas las demás: no hay dos parecidas. Y una ciudad tiene emociones colectivas.
Ahora imaginen que haría una cabeza separada de los hombros y unas piernas sin pies. Esto sería lo que se produciría de prosperar esta ocurrencia sin sustento.
Afortunadamente, para la creación de un nuevo municipio (o varios como sería este caso), implica la aprobación del congreso. Los actuales diputados que integran la legislatura, tienen la capacidad suficiente, para darse cuenta que es una propuesta inviable y que atentaría contra el municipio, al dispersar sus recursos, tal vez en aras de repartir el poder y rescatar mediante una selectiva operación de movimiento territorial, cargos públicos, para los partidos políticos hoy en desgracia.
La otra opción, sumamente más aventurada, podría hacernos suponer también, que la iniciativa de crear cinco territorios municipales, concuerda sospechosamente con el número de partidos políticos y otros grupos de interés que se disputan el puerto. ¿Quién desea entonces realmente la división de Acapulco? ¿Partidos hoy en desgracia, están buscando la manera de recuperar al menos parte de la perla de la corona? Todo es posible.
Es difícil saberlo realmente. Sin embargo, me atrevo a hacer un llamado a todos los Acapulqueños, digamos #NoALaDivisión queremos un #AcapulcoUnido en todos los ámbitos, para empezar en su integridad territorial.
Juntos Logramos Generar propuestas y soluciones.
JLG.