
Entre Hipona y los Andes
León XIV
Por lo tanto, cuando se plantea el problema de mejorar la condición de las clases inferiores, se ha de tener como fundamental el principio de que la propiedad privada ha de conservarse inviolable.
—Rerum Novarum, n.º 49 (15 de mayo de 1891).
En la cuarta votación del cónclave, el cardenal Robert Francis Prevost Martínez —misionero agustino, canonista y obispo forjado en Perú— fue elegido Papa con el nombre de León XIV. Su trayectoria combina excelencia académica, defensa pastoral de los pobres y de los migrantes, empeño contra la pederastia y una sensibilidad multicultural que prolonga el pontificado de Francisco sin provocar rupturas. El solo hecho de asumir el nombre «León» anticipa un magisterio socialmente incisivo, como el de León XIII y su encíclica Rerum Novarum. A continuación, un análisis de por qué su elección merece un entusiasta respaldo.
Prevost es licenciado en Matemáticas por la Universidad Villanova (1977), maestro en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago y doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino. Con esos títulos, dictó cursos de teología y derecho canónico en seminarios peruanos y fue consejero de la Conferencia Episcopal Peruana.
Su paso por las aulas lo dotó de rigor jurídico‑pastoral indispensable para gobernar hoy la Curia romana.
Como Prior General de los agustinos (2001‑2013) modernizó la formación inicial con módulos de ética social y acompañamiento de víctimas de violencia. Más tarde, ya prefecto del Dicasterio para los Obispos (2023‑25), impulsó que mujeres laicas participaran con voto en la selección de prelados, preludiando la sinodalidad que ahora promete profundizar.
Entre 1985 y 1998 ejerció como párroco, formador y vicario en la prelatura de Chulucanas y la diócesis de Trujillo, atendiendo comunidades quechuas y migrantes andinos. En 2014 Francisco lo envió como administrador apostólico a Chiclayo y lo consagró obispo ese mismo año. Allí reorganizó la pastoral vocacional, creó la Oficina Diocesana de Protección del Menor y lideró campañas sanitarias en la selva norteña durante la pandemia. En reconocimiento a su arraigo, obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.
Prevost fue un colaborador leal de Francisco: compartió su apuesta por la colegialidad episcopal y por una Iglesia “en salida”. Como prefecto, aplicó criterios de cercanía a los pobres y austeridad administrativa en el nombramiento de obispos. Su elección envía la señal de que la reforma curial —incluida la inclusión de laicos y mujeres en puestos de gobierno— no se detendrá, sino que cobrará nuevo impulso.
“Latin Yankee” en Roma, combinó fidelidad al magisterio con apertura dialogante sobre liturgia, bioética y pastoral familiar. Esa capacidad de tender puentes entre corrientes ideológicas explica el amplio respaldo que concitó en el cónclave.
Defensa de las víctimas y tolerancia cero
En Chiclayo instituyó protocolos de respuesta rápida, obligó a todo agente eclesial a firmar códigos de conducta y remitió al Vaticano los casos graves de forma inmediata. Ya en la Curia, apoyó la publicación de sentencias canónicas —una medida histórica de transparencia— y promovió auditorías externas en diócesis bajo sospecha. Su ascenso garantiza que la línea de “tolerancia cero” no quede en buenos deseos, sino en normas verificables.
Hijo de un ingeniero franco‑italiano y de madre española, criado en el Chicago de los barrios latinos, Prevost comprende por experiencia propia la riqueza intercultural de la Iglesia. Desde la Conferencia de Obispos de la Frontera Perú‑Ecuador denunció la trata y defendió el derecho al asilo. Ya cardenal, criticó públicamente la retórica anti inmigrante de Donald Trump al considerarla “contraria al mandamiento del amor”. Su pontificado promete mantener firme la oposición católica a las políticas de exclusión.
Elegir el nombre de León XIV enlaza explícitamente con León XIII (1878‑1903), autor de Rerum Novarum (1891), texto fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia. Aquel papa abordó la “cuestión obrera” y defendió la dignidad del trabajo frente al capitalismo salvaje. Tomar ese mismo nombre proyecta un pontificado comprometido con “las nuevas cuestiones sociales”: desigualdad digital, migración forzada, ecología integral y transparencia eclesial. Es también una señal de equilibrio: León XIII fue un reformista dialogante con la modernidad, perfil muy afín al temperamento moderado de Prevost.
La elección del primer papa estadounidense‑peruano‑europeo marca un hito de universalidad y continuidad reformadora. Con la solidez académica de un canonista, la entraña misionera de un agustino y la experiencia de gobierno que le dio Francisco, León XIV se perfila como pastor de puentes:
En suma, su elección representa la mejor síntesis entre tradición y cosas nuevas que la Iglesia necesitaba para impulsar la fraternidad y la justicia en el siglo XXI.
Nos da gusto comprobar que el colegio cardenalicio se haya dado cuenta de que solamente Juntos, Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.