Teléfono rojo
La revocación de mandato (en Chile)
Artículo 1. La revocación de mandato es el mecanismo de democracia participativa por medio del cual los ciudadanos ejercen su soberanía para revocar o retirar de un cargo de elección popular, al candidato que resultara electo en la última elección en su distrito o circunscripción electoral, ya sea del poder ejecutivo o poder legislativo federal, mediante el cumplimiento de los requisitos y formalidades establecidos en la presente Ley.
Iniciativa del Diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracias, en el Senado de la República, sede de la Comisión Permanente de Congreso de la Unión, el 9 de julio de 2012. (No fue aprobada).
Lo más parecido a una revocación de mandato, y creo que una de las más famosas, al menos en lo que a Latinoamérica se refiere, fue el ejercicio del Plebiscito de 1988 en Chile, este fue un referéndum realizado en ese país el miércoles 5 de octubre de 1988, durante la dictadura militar. En aplicación de las disposiciones transitorias (27 a 29) de la Constitución Política de 1980, este plebiscito se llevó a cabo para decidir si Augusto Pinochet seguía o no en el poder hasta el 11 de marzo de 1997. Hagamos un análisis retrospectivo de lo que aconteció en ese momento y después.
El universo electoral habilitado para votar entonces ascendió a 7 435 913 personas. Del total de votos válidos, el resultado fue de 44,01 % por el «Sí» y de 55,99 % por el «No» —del total de votos escrutados, el «Sí» obtuvo el 43,01 % y el «No», el 54,71 %—. Conforme a las disposiciones transitorias de la Constitución, el triunfo del «No» implicó la convocatoria para 1989 de elecciones democráticas conjuntas de presidente y parlamentarios, que condujeron tanto al fin de la dictadura como al comienzo del periodo llamado transición a la democracia.
El gobierno reconoció su derrota en las urnas y, conforme a la norma vigésimanovena transitoria de la Constitución, se prorrogó de pleno derecho el periodo presidencial de Augusto Pinochet por un año más –hasta el 11 de marzo de 1990–, para los efectos de la convocatoria a elecciones democráticas, de presidente y parlamentarios, al año siguiente.
Tras el triunfo del «No» en el plebiscito, la Concertación propició una reforma constitucional, que permitiera una «transición consensual a la democracia» y superar el debate sobre la legitimidad de la Constitución, realizándola conforme al mecanismo contenido en ella, que implicaba, dentro de dicho periodo transitorio, ser ratificada en un plebiscito. En definitiva, tras un acuerdo entre gobierno y oposición, se realizó una reforma sometida a un plebiscito, que se llevó a cabo el domingo 30 de julio de 1989.
En diciembre del mismo año se realizaron las elecciones presidencial y parlamentaria, donde fue elegido presidente de la República, el democristiano Patricio Aylwin, con quien se inició el periodo de la historia de Chile conocido como transición a la democracia.
Los socialistas tenían una expresión coloquial, muy jocosa, a Patricio le decían “Pato” y al referirse al voto que iban a dar por él, ya que era la opción con mayores posibilidades de derrotar al candidato de Pinochet que era Hernán Büchi, decían: Voy a votar por el “Pato” y después me meo la mano.
Esa transición a la democracia, provocó uno de los experimentos más interesantes en la vida política internacional, que fue la convergencia de socialdemocrátas y democristianos en un cogobierno que fue exitoso por mucho tiempo, después de Alwin siguió Eduardo Frei Ruiz-Tagle, también democristiano y posteriormente Ricardo Lagos (socialista, pero también apoyado por la concertación) y a él le siguió la extraordinaria Michelle Bachelet, que pese a que concluyó con el 80 % de aprobación, no pudo lograr que eligieran nuevamente a Eduardo Frei, siendo derrotado por Sebastián Piñera, candidato abiertamente de derecha, que logró conquistar entre otros, el voto rosa, aunque después no cumplió en su primer período sus promesas de campaña de legalizar el matrimonio igualitario por la resistencia de la iglesia católica, pero sí lo hizo ya al final de su último período en 2021, donde electoralmente no tenía ya nada que perder y con una aprobación al tema del 68 %.
En Chile los períodos son de cuatro años sin posibilidad de reelección consecutiva, y al término de Piñera, volvió a imponerse la socialdemócrata Bachelet, para nuevamente entregarle al fin de su mandato a Piñera, quien derrotó cómodamente a una concertación ya dividida, que presentó candidatos independientes y que en la segunda vuelta se unió en torno a Alejandro Guillier, representante de la izquierda, contando con el apoyo de los democristianos que había postulado a la Senadora Carolina Goic, que solo obtuvo un escaso 5.88 %.
Lo que pasó después fue muy interesante. Piñera fue duramente criticado por amplios sectores de la población chilena por su rol en la crisis social acontecida en octubre de 2019, algunos de los cuales le exigieron su renuncia y lo acusaron de autoritario y dictador. En la misma línea su aprobación sufrió una brusca caída, llegando al 6 %. Con esto, Piñera se convirtió en el presidente con la menor aprobación en su país desde que hay registros de sondeos de opinión. Por otra parte, en sus dos mandatos destacaron las gestiones del gobierno ante emergencias naturales, destacándose el rescate de la mina San José, la reconstrucción tras el terremoto de 2010,y la vacunación contra la pandemia de COVID-19.
Posteriormente, el electorado chileno, desencantado con las opciones de centro, busco opciones abiertamente antagónicas y polarizadas, en la primera vuelta electoral del último proceso compitieron Kast de extrema derecha, contra Boric, de extrema izquierda, ganando Kast por estrecho margen (casi dos por ciento), ventaja que no pudo mantener para la 2ª. Vuelta.
Boric, después de ser electo, abandonó la confrontación y polarización e hizo llamados a la concordia, es el primer candidato de extrema izquierda electo desde Salvador Allende.
Esperemos que lo haga bien.
En México el domingo habrá una posibilidad de votar, estaremos atentos y vigilantes del proceso, que bien que se establezcan mecanismos democráticos para validar a nuestros gobernantes. Solo Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG