México ante su mayor amenaza
Tony Rullán Dicther: Mr. Acapulco
Cuando tienes confianza, puedes tener un montón de diversión. Y cuando te diviertes, puedes hacer cosas asombrosas. – Joe Namath (1943- ) Quarterback. Alabama (colegial) New York Jets (profesional)
En el principio de los tiempos, en las antiguas tribus, existía el chamán, el hombre brujo, o el gran guerrero, el líder militar y en las sociedades matriarcales, la matrona. Una característica era común entre los que asumían de alguna manera la conducción de la comunidad: Liderazgo.
Pareciera magia, pero no lo es. Alguien que cuando habla, se le escucha, cuando emprende una actividad, que logra encauzar a varios para perseguir una meta específica, siempre pensando en el bien común de la sociedad, que cuenta con seguidores, pero que más que seguidores, son amigos, y amigos que reciben de su contraparte, el respeto, la cordialidad, el entusiasmo del amigo-líder. Así es Tony Rullán.
Un enamorado de Acapulco, y si hay alguien merecedor del título utilizado alguna vez por el legendario Teddy Stauffer, ese es Tony Rullán, la única diferencia sería tal vez, que a Tony lo sentimos aún más próximo, más nuestro. Tony Rullán no es Mr. Acapulco tan solo. Tony Rullán es Acapulco. Es el rey. El rey de la noche, el rey de la disco.
Y es que Acapulco no son solamente sus playas, su clima imperturbable y sus alucinantes atardeceres, Acapulco es entusiasmo, diversión, glamour, música, baile, entretenimiento. La gente viene a Acapulco a descansar de la rutina y por lo tanto, viene también a divertirse. Cuando tú invitas a alguien a tu casa, le ofreces siempre lo mejor, le atiendes bien, te conviertes en un anfitrión. Y ese es el papel que Tony ha venido jugando a lo largo de décadas: El anfitrión de Acapulco.
Acapulco vive de noche también, ha llegado a ser una ciudad que nunca duerme, que se mantiene despierta en aquellos lugares donde la música se escucha al ritmo del latir de nuestro corazón, donde el cocktail preparado magistralmente, ayuda a que la sangre circule más rápidamente por nuestras venas y donde nos divertimos. Y si nos divertimos en un lugar ¿qué sucede? Queremos regresar. Es simple.
La historia de Tony, es la historia de Acapulco, ambos destinos están unidos como el del Halcón Milenario y Han Solo.
Si tenemos que referirnos a un principio, ese sería el Tequila a Go-Go, creada precisamente por Teddy. Después vino Le Jardin, un ambiente exclusivo, donde el adolescente local, se sentía impactado de verse rodeado en ocasiones de celebridades, en los años 70 la música disco se mezclaba con los efectos de luz y sonido y el humo del hielo seco hacía lo propio con el humo del cigarrillo que aún era permitido consumir en espacios cerrados.
Después vino el Extravaganzza, arrancado palmo a palmo de la agreste montaña, y ya a principios de la década de los 90, el concepto de Palladium, desde donde se aprecia la inmensidad de la bahía y las luces de los hoteles de playa, brillan dando un marco a la pista de baile, el centro de diversión.
¿Quién no ha disfrutado de una noche de discoteca en Acapulco? Si alguien no lo ha hecho, no ha vivido, no sé ¿qué espera?. La sensación de hundirse en el mar humano que se arremolina en la pista es único, al igual que la tranquilidad de escuchar cómodamente relajado, la música de nuestra preferencia, la del momento y también ahora, los que hemos vivido un poco más, la música que te trae recuerdos, 80s, 90s. Cuando desde pequeños intentábamos entrar, pese a no contar con la edad reglamentaria e inventábamos la forma para hacerlo. Ligar en la discoteca era toda una experiencia en nuestra juventud, desde el cruce de miradas, la sonrisa, el enviar una bebida y finalmente el acercarse, extender la mano y decir una sola palabra: ¿bailamos?. Muchos matrimonios estables, con décadas de vida en pareja, empezaron de esta manera.
Mandara y Siboney, otro concepto espectacular, la decisión no era fácil ¿en dónde quedarse? y ¿por qué no? asistir a los dos lugares ya estando ubicados en el sitio, era una opción atractiva.
Escuchar cantar a los aficionados y a los profesionales que llegaban al más exclusivo piano bar en Acapulco, fue una delicia. ¿Querías bailar? Mandara era la opción.
Como no todo son discotecas, existen también aventuras gastronómicas, como Tony´s Bristo, donde se puede degustar un refinado menú, preparado al nivel de un restaurante a quien yo le daría al menos dos estrellas Michelin.
Todo lo anterior, lo ha realizado Tony, asociado a diferentes personajes de nuestro Acapulco, porque además ha sabido hacer amigos en sus negocios y negocios con sus amigos.
Los acapulqueños le estamos agradecidos, porque cuando los tiempos se han vuelto aciagos, él no ha abandonado el barco y ha combinado sus dotes diplomáticas atendiendo a los visitantes de Rusia, al ser Cónsul Honorario de esta nación, con sus actividades filantrópicas y empresariales.
Tony es un empresario sólido, a quien se le respeta y admira, un jefe responsable, siempre orientado a buscar las mejores condiciones posibles para tus trabajadores y un anfitrión inagotable, cuyo único objetivo pareciera es que nuestras noches en Acapulco, tengan un solo calificativo. Inolvidables.
Así es Tony Rullán y así será su legado para las generaciones venideras: Inolvidable.
La dinastía Rullán es fuerte, recordamos con afecto a Carlos, su hermano, que se nos adelantó en el viaje y felicitamos también al padre de familia que ha sabido formar a Brandon y a Brian, para en algún momento, sucederlo en el trono.
Un orgullo ser su amigo.
Su entrega demuestra que juntos logramos generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.