Teléfono rojo
La Pandemia. Tercera Parte
Todo lo que el hombre puede ganar, al juego de la peste y de la vida, es el conocimiento y el recuerdo.- Albert Camus. La peste.
Y el gobierno, cronometrando todo cuidadosamente, para no afectar a la economía más de lo que será afectada, pero actuando a tiempo para prevenir una mayor difusión de la pandemia en nuestro país, implementa la Fase 2. Se reducen considerablemente los eventos públicos del presidente y se atiende en la medida de nuestras posibilidades y con las deficiencias heredadas del sector salud, el brote en México, del Covid 19 o SARS-CoV-2.
Hay que recordar que nos encontramos luchando contra un viejo conocido. Se trata de una familia de virus muy antigua.
El estudio Un caso para el origen antiguo de los coronavirus, publicado en 2013 en el Journal of Virology, dice que el ancestro común más reciente de estos virus tiene unos 10 mil años, pero que es probable que las primeras versiones de los coronavirus hayan existido durante millones de años.
Los coronavirus, que suelen vivir en murciélagos y pájaros, son innumerables, pero solo siete de ellos -hasta el año 2020- pueden causar enfermedades en humanos.
Son los denominados HCovs (Human coronavirus). Cuatro de ellos (HCoV-229E, HCoV-NL63, HCoV-HKU1, y HCoV-OC43) suelen causar un resfriado común, pero pueden ser graves en personas inmunodeprimidas. Los otros tres tipos de coronavirus que han causado brotes de enfermedades graves en humanos son el SARS-CoV-1 (2002-2003), MERS-CoV (2012-actualidad) y ahora el SARS-CoV-2, que se desconoce hasta cuándo estará presente.
SARS-CoV-2 es el nombre oficial que el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) le dio en febrero al último miembro de la vieja familia de los coronavirus y que está causando temor en el mundo entero.
La denominación viene de “coronavirus 2” (CoV-2) y de las siglas en inglés de Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS).
El ICTV escogió este nombre debido al parecido genético entre el SARS-CoV-2 y el SARS-CoV-1, el virus que causó el brote de SARS en 2003, enfermedad que infectó a más de 8 mil personas y mató a cerca de 800.
Si hacemos una lectura de todas las epidemias que han afectado a la humanidad, desde la plaga de Atenas, el principal problema, después de la gran mortandad y la difusión de la enfermedad, es la debacle económica, la hecatombe. Para paliar los problemas que sin duda se avecinan, el gobierno federal, estatal y municipal deben de ser absoluta y completamente solidarios con nosotros, los habitantes.
Estos momentos son para NO cobrar impuestos y para inyectar recursos de manera directa, distribuyéndolos a la población, para intentar que la disminución en el consumo no sea caótica. Si no se realiza de manera oportuna, tendremos cierres de empresas, pérdida de empleos y mayor recesión.
En el estado de Yucatán, no habrá cobro de servicio de agua, ni de recolección de basura y aportará el 50 por ciento de todos los recibos de energía eléctrica. Ojalá en Guerrero sigamos el ejemplo.
Los gobernadores están asumiendo su liderazgo y no tan sólo extendiendo la mano, esperando recibir recursos federales. Al menos, algunos de ellos.
Quienes nos dedicamos a la actividad turística, vemos con tristeza como una de las dos temporadas fuertes del año (Semana Santa) queda sepultada en el olvido. Hoy no habrá temporada, no habrá inyección de recursos, no podremos pagar deudas, tendremos que limitar sueldos u horarios a nuestros trabajadores. No podemos vender, si no hay nadie dispuesto a comprar, así de simple. Quienes como empresarios tenemos una responsabilidad social, estamos diseñando estrategias para poder sortear estos tiempos aciagos. Nos da gusto ver que el Presidente y su gabinete estén tomando las medidas correctas. Me conforta saber que estamos en buenas manos en el tema de la atención Epidemiológica. Ahora falta que nosotros, los mexicanos, pongamos de nuestra parte.
Al cierre de estas líneas estamos a un millón 81 mil 53 casos y 56 mil 763 fallecimientos con una mortalidad del 5.03 por ciento en el mundo.
En México, tan solo hay mil 510 casos totales, con 50 fallecimientos, lo que nos da una tasa de mortalidad de 3.31 por ciento.
Tenemos confianza en que el gobierno federal hará lo conducente para salir delante de esta crisis. Así será. Esperamos que el gobierno estatal y municipal también ponga su parte y que todos los demás hagamos lo propio.
Hay que cuidarnos, sobre todo, cuidar a nuestros mayores que son la población de mayor riesgo.
Recordemos, parafraseando a Cortázar, que la esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción. (Samuel Johnson)
No perderemos nunca la esperanza, porque solamente Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.