Teléfono rojo
15 de septiembre
Queremos sí, que gobierne la ley y no el capricho; que el gobierno haga nuestra felicidad (…), no nos guía el espíritu revolucionario, ni innovador, sino el deseo único del bien de la patria.
Agustín de Iturbide (Libertador y primer emperador de México) (1783 – 1824).
México es un país de proyectos trianuales, sexenales y de primeras piedras, se celebran con gran pompa los principios, aunque considero que lo ideal sería celebrar también con la misma intensidad las celebraciones. Seguramente el 27 de septiembre, nos encontremos si con una celebración especial, dado que se cumplirá el bicentenario de la Consumación de la Independencia, cuando México nace finalmente como país (entendámonos, antes era Nueva España y antes de eso diferentes reinos, la gran mayoría sojuzgados por el imperio Azteca o Mexica que tenía control sobre una buena parte del territorio nacional, hay que acotar aquí, que nunca dominaron al imperio Maya, y eso por dos buenas razones, no coexistieron en el mismo territorio, pero sobre todo no coexistieron en el mismo tiempo, aun cuando los restos de la civilización maya, si llegaron a ser controlados por tribus mexicas, en su ocaso, siempre mantuvieron un relativo grado de autonomía e independencia y tampoco tuvieron un papel relevante en la Conquista o Liberación auspiciada por los españoles, como si la tuvieron especialmente los Tlaxcaltecas, y otros pueblos autóctonos, que lograron conjuntar un ejército de 75,000 indígenas, comandados por los escasos cientos españoles bajo el mando de Hernán Cortés.
Así que, sin ánimo de ofender a nadie, es claro que la conquista la hicieron los pueblos indígenas, así como la independencia la hicieron los españoles.
De hecho, en el grito de Independencia original, el cura Hidalgo dijo: ¡Viva Fernando VII!
Es importante recordar que el movimiento surge como una reacción en contra del gobierno considerado ilegítimo de José Bonaparte, quien se había apoderado del reino de España, con el apoyo de su hermano el Emperador Napoleón Bonaparte. Los criollos estaban también ya cansados del predominio de los españoles peninsulares e impulsaron la formación de un gobierno propio.
Pasaron once años antes de que esto pudiera concretarse, gracias a la visión de Agustín de Iturbide, quien convenció a Vicente Guerrero de poner un alto al fuego entre realistas e insurgentes, y proclamando el Plan de Iguala y posteriormente los Tratados de Córdoba, donde México surge como nación independiente, como el Imperio Mexicano, ofreciendo la corona a Fernando VII.
En tres diferentes ocasiones, a lo largo de los años, nos hemos referido a estos tópicos (Fusión Multicultural, Efemérides de Septiembre y Consumación de la Independencia).
Tratamos de reiterar ciertos hechos, que definitivamente difícilmente cambiarán, ni en su apreciación, ni en la falta de ella, aunque también hay que decirlo, hay que recordar que la historia la escriben los vencedores y la tentación de revisionismo histórico y la posibilidad de opacar la relevancia histórica de personajes torales en nuestro desarrollo, siempre existirá, un caso reciente es la remoción del monumento a Cristóbal Colón, cuya estatua ecuestre llamada “El caballito”, había sido colocada desde 1877.
Hay que recordar también la división de Hidalgo y Allende, Hidalgo perdió piso, hubo un tiempo en que empezó a exigir que se le llamara “Alteza Serenísima” y para contrapuntear más a estos líderes, tuvo miedo de invadir a la Ciudad de México, para evitar que se repitiera una masacre como la de Guanajuato, sabemos quienes hemos hecho estudios polemológicos, que la turba es difícil de controlar y que el botín y el pillaje, así como la consumación de los deseos de venganza, son motores motivadores perversos de la especie humana, siguiendo la tesis tradicional de Thomas Hobbes, (Homo Homini Lupus – El hombre para el hombre, siempre es un lobo).
Finalmente, la independencia se logró. Gracias a que el generalísimo Morelos, logró triunfos importantes en el Sur, y logró mantener viva la llama de la Independencia y que finalmente Agustín de Iturbide, quien había comandado a la contraparte, busca a Vicente Guerrero, lo utiliza como un símbolo de la resistencia (para ese entonces los sueños independentistas, se habían reducido a una guerra de guerrillas) y concreta la Consumación de la Independencia en los famosos “Tratados de Córdoba”, donde ahí sí, nace formalmente México como nación y nace como un Imperio, el Imperio Mexicano y se ofrece la corona, al mismo Fernando VII, o algún otro infante.
La soberbia española, les impidió aceptar el ofrecimiento que hubiera logrado una monarquía parlamentaria, con mayor éxito que el efímero imperio de Iturbide. Incluso enviando a uno de los infantes como Emperador de México, propuesta que ya había realizado, incluyendo todas las posesiones de la corona española, a finales del siglo XVII, el conde Aranda de Bolea y el arzobispo don Antonio Caballero y Góngora; en un ejercicio de visión geopolítica magistral para su época.
Estas fechas, deben de servir para que, mucho más allá de análisis históricos o comelitones y festejos frívolos; su objetivo deberá ser recordarnos quienes somos, herederos de una tradición, de una fusión multicultural, que somos resilientes, subsidiarios y empáticos. Que México es grande, sobre todo por la grandeza de su pueblo, por su riqueza intelectual, su entrega, pasión, coraje y generosidad.
Es momento de unión entre los mexicanos, no de división ni de radicalización, si no entendemos que todas y todos, debemos de esforzarnos para sacar a nuestra nación adelante. Recordemos solamente Junt@s Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.