Propuestas y soluciones
Apango: La huelga no fue de hambre, sino de risa
Los que de plano no tienen vergüenza son los opositores a la alcaldesa de Apango que simularon una “huelga de hambre” de apenas unas horas.
Si tomamos en cuenta que la pacifista india Irom Sharmila mantuvo una huelga de hambre de 16 años, la última que hizo Mahatma Gandhi duró 12 días y la que encabezó Rosario Ibarra de Piedra por los presos y desaparecidos políticos en 1978 duró cuatro días, por poner algunos ejemplos, vemos que los “ideales” del grupo de opositores a Felicitas Muñiz Gómez, son realmente pobres.
Y es que la lucha pacifista no es lo de ellos. Hay que recordar que han balaceado y allanado domicilios particulares, quemado vehículos y hasta destruido obras públicas con la finalidad de hacer creer a los órganos fiscalizadores que éstas no se realizaron.
Lo peor es que desde el primer minuto del gobierno de Felicitas Muñiz, el grupo de unos cuantos inconformes que no han dejado gobernar a nadie desde que su líder Crisóforo Nava dejó la presidencia municipal, han sembrado el temor entre los ciudadanos de bien del municipio de Mártir de Cuilapan, esos que sí trabajan y no tienen tiempo de andar vandalizando y obsequiando mezcal y cecina de venado a cambio de unas líneas ágata.
Ya el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió que existe violencia política contra la alcaldesa, por lo que el asunto cobra tintes de violencia de género en contra de que una mujer que fue electa por los ciudadanos, dirija los destinos de ese municipio cuyos habitantes merecen la tranquilidad y que se deje gobernar en paz a quien ellos dieron su voto en las urnas.
Es incongruente entonces que una diputada de izquierda como la perredista Erika Alcaraz Sosa los apoye en su tarea de golpetear a una mujer con fines políticos, pero más ridículo sea que el argumento sea el supuesto nepotismo, cuando ha sido una debilidad de los gobiernos perredistas.
Usted recordará a los Aguirre, los Hughes, y a los matrimonios que ocupan varias direcciones en el gobierno de Evodio Velázquez Aguirre en Acapulco.
El grupo de priistas inconforme debe reconocer que Felicitas Muñiz se las ha ganado todas y tener dignidad, pero sobre todo, conciencia de que sus caprichos no están por encima de la voluntad del pueblo de Apango, al que no se ha visto apoyando sus protestas lo que deja muy claro la falta de legitimidad de sus demandas.
No es un asunto de partidos políticos, sino de que el Estado garantice a los ciudadanos de ese municipio su derecho a ser gobernados en paz por quienes ellos eligieron, les guste o no a los seguidores del ex alcaldes y que se cumpla con las medidas cautelares dictadas por el Trife a favor de la alcaldesa.