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Médula
¿Paciencia ante el gasolinazo?
De tal tamaño es el descontento social que el presidente de la República Enrique Peña Nieto ha tenido que salir dos veces a dar un mensaje a la nación en menos de 48 horas.
El primer mensaje fue para decir que el gasolinazo es doloroso e inevitable, y el segundo, para afirmar que éste “vino de fuera” -como la crisis económica en el sexenio anterior-, pero también culpó al ex presidente Felipe Calderón de haber gastado 1 billón de pesos en subsidiar el precio de la gasolina.
En medio de una vorágine social por hallar culpables a incremento en los combustibles, el mensaje presidencial intenta una suerte de salvavidas para la clase política.
Especial énfasis ha puesto en que no se debe a las reformas fiscal ni energética, sino a los precios internacionales, con lo cual excluye también de responsabilidad a los partidos y legisladores que mediante el llamado Pacto por México sacaron adelante la colocación del andamiaje institucional que haría posible la liberalización del mercado mexicano. Léase el gasolinazo.
Por supuesto que la población está incrédula y difícilmente aceptará enfrentar la carestía con el mismo nivel de ingreso insuficiente desde hace años.
Basta ver las redes sociales. Político que se atreve a asomarse en el tema es tundido por los usuarios.
Pero al presidente se le ve muy decidido a mantener esa medida impopular, lo que hace pensar que tiene plena confianza en que la liberación de los precios programada por regiones a lo largo del año realmente contribuirá a disminuirlos y con ello diluir poco a poco el descontento de la población.
La pregunta es qué pasará a lo largo de estos meses si en los primeros cinco días del año hubo movilizaciones contra el aumento e incluso vandalismo y rapiña en varios estados del país.
¿Estará dispuesta la gente a esperar unos meses el turno de su región para confirmar si la liberación bajará los precios?