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ZIHUATANEJO, Gro., 28 de septiembre de 2022.- Pablo Hernández Gómez es un personaje cuyo oficio se ha resistido a la extinción, pues a pesar de la pandemia continua su actividad desde hace 40 años, y aún recorre las calles y colonias de esta ciudad y puerto, ofreciendo sus útiles servicios de afilar cuchillos y otras herramientas de corte.
La profesión de afilador de cuchillos es una actividad que aún se mantiene a través de los siglos, pues hay antecedentes desde el siglo 15, y a la fecha aún hay personas que se dedican a esta tradición.
Con su conocido sonido que hacen al recorrer las calles, con su típico silbato, ofreciendo sus servicios, Pablo camina empujando su máquina apoyando la rueda de acero que utiliza como carretilla, pero es con la que hace girar la piedra de amolar, hasta que un vecino sale con un cuchillo, un machete, una navaja o unas tijeras para que les saque nuevamente filo.
“Llevo como unos 40 años con este oficio, empecé como a los 22 años, y desde hace unos 20 años me vine a Zihuatanejo a probar suerte y aquí le seguimos dando”, dijo el emblemático personaje.
Pablo Hernández sobrevive con su oficio a pesar de que la pandemia lo dejó sin poder trabajar, pues los negocios en donde daba sus servicios cerraron, los clientes muy poco lo requerían, y hasta él se enfermó que le impidió trabajar tres, cuatro meses.
Menciona que este año se ha ido recuperando poco a poco, pues ya los restaurantes y las fondas, las taquerías han abierto y eso le genera trabajo, aunque no como en años anteriores pus ha disminuido en 60 por ciento, pero se mantiene en su actividad tradicional.
Con esa profesión el conocido afilador ha sacado adelante a una familia con tres hijos, con la ayuda de su esposa; “gracias a Dios que me ha mantenido, tres muchachos, ya dos trabajan y uno está estudiando una media carrera, se puso difícil por la pandemia, cerraron los negocios, y la gente no salía, muy complicado”.