Teléfono rojo
La transformación (1)
Ojalá lean esto los que aún duden que el PRIMER MANDATARIO EN VERDAD ELECTO en México va a transformar a fondo al maltrecho país.
En la vorágine de acontecimientos que ha promovido el nuevo presidente, conviene hacer un alto para puntualizar y sobre todo explicar algunas de sus primeras impactantes acciones. Ante la enormidad de la lucha en proceso para SALVAR A PEMEX, hablemos mientras de otras decisiones básicas de la Cuarta Transformación que ya se implantaron en la vida nacional. Andrés Manuel López Obrador no pierde el tiempo. Muchas realidades impensables hace un mes ya parecen “cosa del pasado”. Recordemos y analicemos algunas para la historia. Si no en orden, por lo menos en partes.
SU FUERZA ES DE TODOS SUS ELECTORES.
De las 56 millones 611 mil 27 personas que votaron en las elecciones federales del primero de julio de 2018, el 53.19 por ciento lo hicieron por Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. Con 100 por ciento de las actas computadas, los registros oficiales informaron que López Obrador obtuvo 30 millones 113 mil 483 sufragios, de los cuales 63 mil 863 provinieron de mexicanos que residen en el extranjero.
El primero de diciembre de 2018 tomó posesión del cargo que antes le robaron y por el que no se cansó de luchar denodadamente desde 2006. Sin perder un minuto, empezó algo que produjo infinita satisfacción y una sensación nacional de “POR FIN JUSTICIA”. Y luego, cuanto antes, aplicó algunas importantes promesas de campaña. Se aumentó el vergonzoso salario mínimo para adultos y para los jóvenes – ¡con los empresarios! – se abrían las puertas al futuro con becas, aprendizaje y entrenamiento inmediatos. Y a los viejos les aumentó al doble la pensión. Con la Ley en la mano, en cambio, les bajó los sueldazos a la partida de altos funcionarios, muchos de ellos bandidos ineptos, que nos han saqueado en los últimos 24 años, los mismos que dijo Salinas a los japoneses que gobernaría (perdón, no lo dijo él, mandó a decirlo al Ángel de la Dependencia Gurría, el de la OCDE).
Qué delicia es ver hoy las fotos de altos prianistas chillando por sus dinerales y por su “Estado Mayor” de 18 mil elementos que “los cuidaban” mientras en las calles matan sin parar a ciudadanos. Ah, y qué risa escuchar con Ciro Gómez un ratito en Radiofórmula, porque no hay tiempo para eso, los gemidos de un cretino como Vicente Fox y del cínico Calderón, el “haiga sido como haiga sido”, que quiere hacer otro PAN.
ADIÓS AL AVIONZOTE.
El Boeing 787-8 “propiedad del Estado Mexicano” se fue a California a ver si se vende. Tuvieron la osadía de llamarlo José María Morelos y Pavón, y de anunciar que era “el avión más nuevo y moderno para un presidente en el mundo, ya no sería el Air Force One de Obama, sino el Morelos de Enrique Peña Nieto”.
Su precio fue de 218.7 millones de dólares (a pagar en 15 años) y puede volar 20 horas o 14 mil 500 kilómetros, sin escalas para recargar combustible. El presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) lo estrenó en febrero de 2016. Pero fue el espurio presidente prianista Felipe Calderón (2006-2012) el que lo encargó a sabiendas de que estaría listo sólo para el siguiente presidente priísta. Elocuente trato. Peña Nieto viajó por el mundo llevando a veces a su cantidad industrial de hijos propios y los de su cónyuge, la actriz Angélica Rivera, impuesta por Televisa para la menos exitosa de sus telenovelas. Al despegar hacia California en donde se le buscará cliente, el avión había recorrido 600 mil kilómetros en 214 viajes. Quizá en uno de ellos organizó la venta de petróleo crudo a países orientales por su cuenta…
El avión anterior de los presidentes de México, también con descaro llamado Benito Juárez, fue comprado en 1988 por el también espurio Carlos Salinas de Gortari. Costó 43 millones de dólares y realizó 2.662 vuelos, y trasladó a cinco presidentes mexicanos: Salinas y sus títeres: Ernesto Zedillo (impuesto por los gringos a mi entender a través de su agente Joseph Marie Córdoba Montoya), Fox, Calderón y Peña Nieto, antes de tener el otro. Y aún hay mucho más que anotar para los que en el porvenir quieran saber cómo inició de hecho la Cuarta Transformación.