Teléfono rojo
La entrega del poder ¿2018?
Tomo el título de Colilá Eguía, gran periodista bajacaliforniana, autora del libro de 2003, “La entrega del Poder, En memoria de Margarita Ortega” que fuera candidata del PRI a la gubernatura de su estado. La sacrificó Salinas para crear el PRIAN con su cuate Fernández de Cevallos y dizque “abrir la democracia”, hacia la derecha por supuesto, por órdenes de sus jefes gringos.
Como es cada vez más evidente, lo único que prevalece son los libros. Sólo en ellos se puede revivir el auténtico ambiente de un cierto momento devenido historia y por ende retomar, por ejemplo, la veracidad de una muy importante elección. Con la distancia de los años, los libros son la única prueba contundente y “viviente” de lo que realmente sucedió. Pero además de arrojar una luz fiable sobre el sucedido, explican el presente y pueden prefigurar el futuro. Y ahora que estamos en medio de otra magna elección hay que conocer verdades anteriores.
La elección de 1989 en Baja California es la principal prueba que puede aclarar a fondo la falacia _a la hora de la hora_ de la democracia mexicana y, obvio, del modus operandi del PRI. Presuntamente, México “se convertía en democracia” en ese año. Terminaba “la dictadura perfecta”, como llamaba al PRI el Vargas Llosa de entonces al que leíamos sus fans, pero que se volvería un horrible chaquetero al ver que sus paisanos peruanos no lo quisieron de presidente y hasta renunció a la nacionalidad. Él sí se convirtió en “franquista”, aunque ya no existiera Franco.
En realidad la entrada a la democracia de México fue falsa y artificial. El cambio se dio sacrificando a la primera candidata priísta, que sí valía la pena, a un puesto ejecutivo. Y se dio entre otras razones por venganza de Salinas contra Baja California, en donde él perdió la elección de 1988, por la antipatía del gobernador Xicoténcatl Leyva y por la presión de los petroleros que ya sabían que el espurio quería vender Pemex, ni más ni menos. Produjo también la destrucción de La Quina, Joaquín Hernández Galicia (1922-2013), unido al PRD, que por lo menos era nacionalista, para poner otro líder petrolero peor como es el hipermillonario Romero Deschamps.
La periodista originaria de Mexicali, Consuelo “Colilá” Eguía Tonella, en su libro de 2003, revela con cálida exactitud cómo fue el sacrificio de la primera candidata del PRI a una gubernatura, la de Baja California en 1989, fecha nefasta como los mexicanos enterados saben perfectamente, en que Salinas y Fernández de Cevallos crearon su partido bicéfalo, por si hace falta repetirlo.
Por primera vez el candidato de un partido de oposición, Ruffo Apel en México, ganaría una elección de gobernador. Y sí, el PAN “ganó” la elección, pero DESDE ANTES. Porque lo dispuso así Carlos Salinas de Gortari y para eso sacrificó a la joven priísta. Margarita Ortega moriría a los 44 años de “depresión y cáncer” el 6 de enero de 1996.
Cita Colilá Eguía en la página 11 de su libro un párrafo de prueba contundente de Raymundo Riva Palacio, publicado en Reforma el 24 de julio1994: “Patricio Chirinos se convirtió en artífice de los primeros pasos de la democracia dirigida que propugnaba Carlos Salinas de Gortari. Él fue, y no el presidente del PRI, en aquellos momentos Luis Donaldo Colosio, quien trabajara en esa incipiente alternancia del Poder Estatal, sino que se la presentó como un hecho consumado que él, eso sí, tendría que negociar al interior del partido”. Y añadió: “La entrega del Poder en Baja California representaría una de las iniciativas que para el salinismo daría mayores frutos en la alianza estratégica del PAN, en la búsqueda de aislar al PRD y darle una máscara democrática al autoritarismo, bajo el que impulsaba la reforma económica”.
Pero a la autora Colilá le pareció poco y ella misma expresó:
“Lo que no dijo Riva Palacio en esa columna fue que de esa forma, Carlos Salinas se consolidaba como Presidente de México, después de unas elecciones que habían sembrado dudas en un importante segmento de la población mexicana.”
Por supuesto, Salinas es tan espurio como su amigo y protegido Calderón posteriormente. La elección de 1988 la ganó sin lugar a la menor duda Cuauhtémoc Cárdenas. Pero lamentablemente se aguantó. En 1997 “le permitieron” ganar la jefatura del DF y qué bueno, pero a juicio personal y de muchos debió rebelarse ante el fraude en la elección presidencial de 1988, enderezar al país y evitar que Salinas, habiendo presumido “de ser de izquierda” como era la moda, fue capturado por Bush, el viejo, al que decidió entregarle para empezar nuestro petróleo. Se tardó, pero lo logró ahora a través de Peña Nieto y familia.
CUANDO EL PRI TRAICIONA A LOS PROPIOS
“Las historias de vida de Luis Donaldo Colosio y Margarita Ortega Villa están atadas por el infortunio político. Ambas marcadas por la inmolación. Luis Donaldo, asesinado en el aún inexplicable atentado de Lomas Taurinas de 1994, y Margarita Ortega Villa, quien falleció de cáncer y depresión en 1996, abandonada por el régimen que la sacrificó para dar paso a la supuesta apertura del sistema político mexicano con el arribo en 1989 de un gobernador en Baja California, surgido de un partido de oposición. Margarita Ortega Villa representaba una candidatura limpia, empeñada en aliviar los agobios y desencantos de la población bajacaliforniana con el PRI (…) En la agenda de la primera mujer candidata del PRI al gobierno de Baja California figuraba la idea de un cambio que erradicara los vicios y perversiones de los dos últimos gobernadores. Pero también esos gobiernos representaban motivos de sobra para que el PRI perdiera las elecciones. Bob gozó del apoyo ilimitado del presidente López Portillo al igual que Xico del presidente Miguel de la Madrid”, escribió José Luis Camacho López.
Ernesto Ruffo Appel, un empresario, anterior presidente municipal de Ensenada, que no nació en México, fue el primer gobernador “de oposición” y resultó trágico para el priísmo bajacaliforniano, y desterró a los priístas. Salinas se vengó del gobernador Leyva, contra él y contra La Quina, y los petroleros que ya sabían desde entonces que su tirada era revertir la expropiación petrolera de1938 y que como era natural votaron por Cuauhtémoc Cárdenas.
Es lógico que el PRI esté planeando uno de sus trucos para esta elección de 2018. Pero ¿qué puede hacer en realidad contra la evidencia de las encuestas? Ya ni los empresarios se tragan el rollo anti AMLO. El mismo Antonio Solá, inventor del “peligro para México” dijo que siempre no, que no era cierto. ¿Levantar al pobre de Meade, hijo del hacedor del Fobaproa y flanqueado por el par que conforman Nuño y Ochoa? Por otra parte, Peña desacreditó fuertemente a Anaya, el candidato panista. Del que es amigo es de Margarita ABC, pero por más que sonría, la gente no quiere a los Calderones.
Si Peña no quiere “guerra”, lo que le queda hoy es escuchar al alebrestado pueblo de México y respetar la voluntad popular o bien… un golpe de estado. Esperemos que no.