Teléfono rojo
Recuperamos la luz
Últimamente las tarifas de energía eléctrica han dejado de subir, igual que otros servicios (salvo en el Estado de México, por ejemplo, donde son escandalosas). Recordemos que la idea neoliberal respecto a energía consistió en entregar todo a grupos privados nacionales y extranjeros, más o menos voraces, y por otra parte en caso de la luz arruinó a miles de esforzados electricistas que perdieron su trabajo en la Comisión Federal de Electricidad. Un apreciable y eficaz trabajo. Se trataba simple y llanamente de sacar al Estado del business eléctrico y como en cuestión del petróleo, en la época prianista la iniciativa privada debía ser a la larga, única dueña de la luz y esto nos llevó a donde sabemos. La privatización en buen porcentaje de momento es irreversible, pero la austeridad del actual régimen desespera A LOS CANIJOS.
En importante medida la actual Comisión Federal de Electricidad se está ocupando de revertir los daños causados. Pero, como en todo lo demás que AMLO trata de higienizar, después de los famosos 36 años en que Salinas manejó al país con el gran apoyo de George Bush senior, no es tan fácil quitarnos de encima las garras de sus opositores.
El presidente espurio del gobierno prianista, Felipe Calderón, trabajó para extranjeros y los benefició a nuestras costillas. Eso se llama haber vendido a la patria. Se “llegó al punto de que México representa más del 50 por ciento de las ganancias globales de empresas como Iberdrola, en donde Felipe Calderón trabajó como miembro independiente del consejo de administración”. (Saavedra).
BARTLETT
Todo esto es lo que está detrás de la ferocidad contra Manuel Bartlett, director actual de la CFE, firmemente sostenido por el presidente. Y como en la liosa vida de Manuel hay tela de donde cortar, seamos francos, en lugar de atenerse a los resultados actuales de su puesto, lo quieren tirar a fuerza metiéndose hasta en su vida privada, que tampoco fue tan tranquilita. Pero… “Por sus acciones los conoceréis”, dicen que dijo Jesús. Y sería un poco osado contradecirlo… Ni siquiera pudo la poderosa Carmen Aristegui, amiga de AMLO –y también mía, creo, aunque hace mucho no nos pelamos porque pocos soportan a su necia intermediaria Denise Dresser (con una sola S, por favor)– que al parecer le impuso la CIA en la CNN.
Al Bartlett priísta lo conocí por la buena reputación que tenía entre los Refugiados Españoles –con mayúsculas porque se lo merecen por sus grandes aportaciones culturales a México–. Bartlett estaba casado con Gloria, la hija, por cierto fenecida este año el 9 de julio, del famoso militar defensor de Madrid, José Miaja. La batalla de Madrid, denominada también como defensa de Madrid, es el conjunto de episodios durante el transcurso de la guerra civil española. Yo estaba casada con Eduardo Ugarte Arniches, cuyos abuelos eran bien conocidos en la España de entonces. Por esa razón llamé a Bartlett cuando me invitaron de Radiofórmula a ser comentarista y no podía aceptar por haber estudiado en el Liceo Franco Mexicano, aún no incorporado a la SEP. Simplemente llamé al entonces secretario de Educación y arregló la situación.
Posteriormente en 1985, cuando era secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, lo visité en Bucareli. Me faltaban aún presiones que afrontar en el sexenio del para mí terrible “Hombre Gris”, Miguel de la Madrid. En 1985, un mes antes del matrimonio de mi hija, me llamó por teléfono un amigo de Novedades, Luis Bojórquez, jefe de Redacción e hijo del Constitucionalista, para advertirme que el director de la Secretaría de Ecología, de nombre Guillermo Carrillo Arena, que en alguna ocasión declaró a Proceso: “No me preocupa ser multihomicida ni haberme posesionado de una fortuna de 15 millones de pesos”, me quería hacer daño. Yo lo criticaba por su corrupción, sobre todo durante los sismos, cuando trató de ocultar la pésima construcción de los derrumbados hospitales que había construido sin suficiente varilla ants, desde otro puesto de gobierno.
Tenía, dijo mi amigo Luis, todo preparado para lanzar una campaña en mi contra a base de muchos artículos escritos por sus “negros”, pretendía desacreditarme como “mujer decente”. Me dio un poco de risa, pero no me pareció conveniente que a un mes del casamiento de Diana, se dijera en toda la prensa que su mamá era una señora ligera de cascos (extracto de mi libro La Neta, 1995, Grijalbo). Muy solemne, el secretario de Gobernación, me dijo: “El presidente Miguel de la Madrid será su primer defensor”. No apareció ni uno solo de los artículos difamantes que mi amigo Toño Mora, también del periódico citado, al que le agradezco su protección, le había comentado a Luis Bojórquez. La Madrid estaba a punto de “dar el dedazo” y, claro, en el claro-oscuro de Bucareli hablamos también de la posibilidad de que el pelón siniestro como resultó, fuera el beneficiado, pero otro día les cuento. Recuerdo aquí todo esto para retribuir a Manuel su apoyo ahora que lo atacan en su vida privada. Por otra parte, creo que tuvo que pagar caro su priísmo, pero mi opinión es que tratamos en la CFE con un tipo patriota, enterado e inteligente.
Mientras, deseemos que este año nuevo (con la bonita cifra de 2020) nos ofrezca a todos los mexicanos un país mejor.