Teléfono rojo
Los brincolines: Meade y Lozano
“Dime con quién andas y te diré quien eres”, Meade o “Mide” (para que no sea tan feo su nombre en español), ha sido un “brincolín” muy exitoso. Ya conocemos todos sus puestos de Money, Money, Money que ha ejercido en todos los gobiernos, sean del signo que sean, para manejarles la lana, nuestra lana, a los gobiernos, pero también a empresarios de no muy buena onda. O sea que de números para beneficiar a los patrones políticos y al neoliberalismo, SÍ sabe. Al pueblo, NO.
Pero es obvio que no conoce al tipo que se agenció o le impusieron ¿sus enemigos? para manejar su hasta ahora pésima campaña de la que dice ya estar harto antes de empezar de lleno. Pobre. Hay que ilustrarlo mejor para que sepa quién es quién y sobre todo quién es el alacrán de marras. O a lo mejor lo sabe… y se presta. Hoy en Proceso, Genaro Villamil (que no me da ciertas ñañaras por el marido Gómez del Campo de la patrona) se expresa así:
Desde que Javier Lozano Alarcón llegó a los altos niveles de la política ha saltado de un bando a otro, según sus intereses del momento. Su reciente cambio de la bancada del PAN en el Senado al equipo de campaña de José Antonio Meade confirma que el iracundo personaje no es leal ni a sí mismo –como asesor jurídico ha combatido acciones que realizó como funcionario– y que su principal habilidad es la traición.
Se trata de otro brincolín como el mismo Meade, pero con resultados exactamente opuestos: Nunca ha ligado Javier Lozano los puestos que ha ambicionado y por eso ha estado brincando de un partido a otro. Dentro del mismo PRI fue vocero de la campaña de Francisco Labastida en 2000 para la presidencia y ya se vio con qué resultado. Pero renunció al PRI hasta 2005 cuando quiso ser candidato a diputado federal y no le dieron chance como era natural.
Sólo con Calderón la hizo…
Vinculado a varios chantajes (desde Zhenli Ye Gon hasta Joaquín Vargas Guajardo) y bien conocido por ser el “vocero” de Felipe Calderón Hinojosa en los temas peliagudos del sexenio, Javier Lozano Alarcón se convirtió en uno de los personajes más oscuros del segundo gobierno panista. El primero de diciembre de 2006 por fin ligó un puesto de su gusto en donde pudo hacer porquería y media. Fue Secretario del Trabajo y Previsión Social del espurio Calderón, aunque no era del PAN del que se hizo posteriormente.
En julio de 2007, nos recuerda el fiable sitio Sin Embargo, fue protagonista del escándalo con el empresario Zhenli Ye Gon, un narcotraficante de origen chino quien acusó a Lozano Alarcón de haberlo amenazado con la famosa frase “coopelas o cuello”. Ye Gon, prófugo de la justicia en Nueva York por acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, lo acusó de haberlo extorsionado para guardar “los 205 millones de dólares que se encontraron en su domicilio, ese dinero, dijo, era para la campaña presidencial de Calderón Hinojosa en 2006, cosa que, por supuesto, Lozano negó”.
Como secretario de Trabajo del espurio Felipe tuvo graves problemas con el Sindicato Minero- que hoy por cierto clama por JUSTICIA y “su” Napoléon, que sigue en Canadá, y con el Sindicato de los Electricistas de Luz y Fuerza del Centro (LFC). Él fue el que lo destruyó, para eso es bueno.
Pero además de los mineros y de los electricistas, como titular del Trabajo también fue el responsable de la quiebra de Mexicana de Aviación, entre otros temas polémicos y que aún generan un enorme malestar social y que le han hecho grave daño al país. En el asunto de Mexicana de Aviación fue evidente la prostitución del individuo gubernamental a Gastón Azcárraga, en detrimento de miles de familias de pilotos, sobrecargos y otros empleados de la que fuera la primera compañía aérea de México.
También, en junio de 2007, se enfrascó en una guerra de declaraciones y cartas con el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, a quien le exigió aplicar la ley a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que mantenían un plantón en el Zócalo capitalino.
“En un comunicado, Lozano Alarcón no escatimó calificativos para Fox: lo llamó “miope”, por hablar de déficit de empleos sin considerar la crisis internacional; “irresponsable”, por pedir que se legalicen las drogas sin considerar el envenenamiento en almas y cuerpos que provocaría; “injusto”, al decir que con Felipe Calderón regresó la pobreza; “torpe”, al considerar que la alternancia implica que después de dos gobiernos el partido en el poder se haga a un lado, e “ingrato”, por no defender la permanencia del PAN. Otros de sus adjetivos fueron: “cínico”, “cobarde”, “miserable”, “convenenciero” y “porro” de Peña Nieto”. Lozano fue acusado por el dueño y presidente de MVS, Joaquín Vargas, de amenazarlo en febrero de 2011 con “olvidarse” y mandar “a la chingada” el proyecto de la banda 2.5 Gigahertz, si recontrataba a la periodista Carmen Aristegui, quien días antes había lanzado una pregunta sobre el supuesto alcoholismo de Calderón.
Al respecto, el propio Marcelo Ebrard advirtió que de ser cierto que Lozano –con la aprobación de Calderón– condicionó la aprobación de un proyecto de MVS sobre la banda de 2.5 Ghz a que la empresa no recontratara a Aristegui, “la libertad de expresión en el país está en riesgo”.
A su vez, el senador electo del PAN, diputado federal y hoy gobernador de Chihuahua en rebeldía, Javier Corral Jurado, advirtió: “No me cabe la menor duda de que el presidente Felipe Calderón no sólo no está enterado de algunas cosas y momentos de esta historia, sino que ha sido mal informado por algunos de sus más cercanos colaboradores, e incluso creo que utilizado por ellos”.
Y añadió: “De otra manera no me explicaría, la forma tan contundente y definitiva como han salido a desmentir al propietario de MVS. Un supuesto en el que el Presidente supiera todo lo que sus colaboradores hicieron, o peor aún, que él realmente lo hubiera ordenado, simplemente y sencillamente sería suicida”.
Sin embargo, tras revisar algo de la actuación de Lozano en el gobierno de Calderón se duda que el presidente del país no esté enterado de tantas atribuciones tomadas y tantos escándalos derivados de sus manotazos a los enemigos del calderonismo. El duro del sexenio no ha actuado por iniciativa propia, está claro. Y esto es lo que sabemos, ¿qué más habrá que aún no conocemos?
Bronca con los guapos e inteligentes.
El muy feo y tonto Javier Lozano, nombrado jefe de campaña de Meade se puso a pelear en las redes sociales con los actores Diego Luna y Gael García a fines de 2017 por su oposición compartida por millones de mexicanos a la militarización que nos impone hoy Peña Nieto.
Después de todo esto que es bien conocido por la ciudadanía y desde luego por los mismos políticos, “siento” que la grosería e incompetencia de Lozano en el puesto de director de la campaña de Meade no puede ser otra metida de pata de Peña sino que se trata de quemarlo y de dejar en su lugar al muy listo prianista Ricardo Anaya. ¿Será?
Es tan poca cosa el tal Lozano que se pone a corregirle la ortografía (y resulta que el equivocado es él) a actores cultos, pero sobre todo se atreve a decir a CIUDADANOS a los que sigue y escucha un gran público que “no se metan en lo que no entienden”. Es él el que no “entiende que no entiende”, como dice The Economist.