
Rommel Pacheco y las señales políticas en la mañanera
La Casa de Suiza
El pasado 27 de octubre se inauguró “la casa de Suiza”. La pregunta natural que surge es, ¿por qué una casa de Suiza en el bosque de Chapultepec, en Reforma frente al Museo Tamayo que ha causado una cierta polémica? Porque es el lugar ideal para que los capitalinos la disfruten.
Las relaciones diplomáticas entre ambos países iniciaron en 1827 con la apertura del primer consulado en la Capital, pero fue hasta 1945/46 que se estableció la primera Legación de Suiza en México. Hubo tres ministros y tuve el gusto de aprender a trabajar de jovencita con el tercero, Charles Edouard de Bavier que llegaba de Irán, en donde había sido embajador en la entonces corte del Shah de Persia Reza Pahlevi. En 1958, la legación se convirtió en embajada y los ministros en embajadores.
Durante 2015 y 2016 se han llevado a cabo una serie de actividades en México y en Suiza con el encomiable objetivo de conmemorar el aniversario de 70 años de relaciones diplomáticas y sobre todo de acercar a los ciudadanos de uno y otro país, cuestión de fortalecer lazos y abrir oportunidades a través del conocimiento recíproco. Es una construcción de pura madera tratada e importada que se planeó para seis semanas de presencia in situ. Fue montada, por un arquitecto mexicano y uno suizo. Es totalmente de madera certificada y consta de dos pisos (una escalera infernal eso sí), y cinco salas de exposiciones temáticas que abordan los grandes temas en los que trabaja Suiza en vanguardia: bienestar, nutrición, alta tecnología, sustentabilidad y educación.
Lógicamente la casa es autónoma: cuenta con sistema de tratamiento, purificación y reutilización de agua en sus sencillas pero modernísimas instalaciones. La casa, quizás hubiera sido mejor llamarle Pabellón Suizo, porque es similar al que se utiliza en todas las exhibiciones y ferias internacionales, se construyó con herramientas básicas , sin la menor maquinaria invasiva y sin una gota de cemento. Hay que saber que Suiza es también vanguardista en el cuidado del medio ambiente y del reciclaje.
Suiza recicla el 99% del vidrio, 86 % de hojalata y chapa de acero , 91% de latas de aluminio, 83% botellas de plástico, 128 mil toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos, entre otras cosas .La Casa de Suiza es una oportunidad para los capitalinos , compatriotas chilangos, de ver y entender el mundo nuevo, a través de ciertos adelantos tecnológicos que ni siquiera han llegado a este continent .
Pretende lograr vivencias culturales dentro de una sencillez precisamente moderna. Por otra parte la presencia de ese pequeño país anidado en los Alpes sin “vista al mar”, pero con más de mil bellísimos lagos (mi padre Enrique Dornbierer nació a la orilla del Lago de Constanza) para seguir fortaleciendo los lazos entre ambos países y la Casa de Suiza es la culminación de la conmemoración del 70 aniversario de las relaciones bilaterales.Una oportunidad para acercarse a la cultura helvética con las exposiciones temáticas (salud, tecnología, sustentabilidad), pero además conciertos y conferencias, cafetería , posibilidad de comprar algunos regalos típicamente suizos.
Crítica a las críticas
El Partido Verde , que se dice ecologista, es en realidad un partido de la familia González Torres, millonarísimos dueños de todo en todo México Y de verde no tiene gran cosa, pero usa su supuesto conocimiento “ecológico” para fastidiar políticamente a otros partidos , como el que gobierna la Capital. Debería preocuparse más del desastre que el primer gobernador de su parroquia ha armado en Chiapas , el primer estado que desgobierna el PVEM, que de un pedacito de terreno de Chapultepec que una vez cumplida su misión será totalmente rehabilitado y quedará mejor de lo que estaba cuando el gobierno capitalino se lo prestó para los efectos antes enunciados. Pero todo lo que se ocurre al presidente del coto del “niño verde” es denostar a Tanya Muller. funcionaria a cargo del medio ambiente de CDMX o fue Joaquín López Dóriga?
Si fuiste tú, amigo Joaquín, creo que te equivocaste y eso que tú no eres naco. Aprovecho para hacerte una pregunta importantísima para México:
¿Has investigado cuál es la cantidad de agua mexicana irrecuperable que gasta la cerveza Corona? ¿Acaso tu amiga Aramburuzavala que vendió la Corona de México a los belgas, también les vendió NUESTRA ESCASA AGUA MEXICANA? Ojalá nos pudieras contestar tú que tienes buen equipo de investigación, esa importante pregunta. Investiga, te lo ruego, como mexicana angustiada y enojada, te lo pido.
El legado suizo en México
Ursula Stump Diestel es la sorprendente autora de un libro con ese título en el que aquel que verdaderamente quiera saber puede enterarse, con una buena prosa, inteligente y amena, de todo lo imaginable de ese pequeño país alpino de 41 mil 284 kilómetros cuadrados, hoy llamado Confederación Helvética, desde que los romanos incluyeron la tribu celta de los “helvetti”, al norte de la “Gallia Cisalpina” pero dentro del territorio de“Celtica”, hasta este fin de 2016 en que los últimos adelantos de la ciencia y la tecnología ya son de uso normal en ese país neutro. Frente a esos sucesos se yerguen algunas de las más poderosas empresas del mundo, muy conocidas en ese gran México en el que cabría unas cincuenta veces la pequeña Suiza, que no pertenece a la Unión Europea, por cierto. Mantiene su moneda, el franco suizo, con la misma decisión que costumbres ancestrales.
La compilación deliciosa de innumerables fotos de diversas épocas de México y de mapas inusuales, crea una sensación muy especial. Entre el regreso a las raíces y el salto a la hipermodernidad, entre el popular chocolate y las medicinas más sofisticadas, entre la naturalidad de la vida diaria y un cine también enfocado hacia lo natural pero de un impacto y personalidad especiales.
Dentro del “legado suizo en México”, Úrsula incluye a personajes que según su propia expresión, dejaron huella en México. Personajes de una comunidad suiza que es la tercera más grande de Latinoamérica, siendo la primera la de Argentina y la segunda la de Brasil.
Dentro de estos hay algunos verdaderamente de talla mundial como Teddy Stauffer, Mister Acapulco (1909-1991), que fue el que llevó a todo Hollywood al puerto, incipiente polo turístico más famoso de México (hasta que los españoles instalaron su enclave en Cancún).
Se casó cinco veces. Llegó de Europa huyendo de los nazis, que en cierta forma lo adoraban e invitaban con frecuencia a tocar en su territorio fronterizo con Suiza. Otro músico genial fue André Toffel, con el que se vino a América.
Un pintor extraordinario, Roger von Gunten cuya obra sigue manejando la art dealer Malú Block en Polanco, llegó a México en 1957 para hacer un viaje en la carretera panamericana, y se quedó para siempre. Lo conocí cuando una persona de Amnistía internacional” alertó sobre la explotación que gente de Televisa en la había confiado estaba ejerciendo sobre él. Le gustó en México “La cultura del Corazón”. .
Para los Juegos Olímpicos de 1968 Willi Gutmann fue invitado a participar con una escultura monumental en “ La Ruta de la Amistad”. Aún hoy podemos disfrutar su “Ancla” de 7.5 metros de alto de concreto , restaurada y cuidada por la Asociación Suiza y la embajada.
“Dejó huella también otro gran artista mexicano suizo , Francisco Eppens , nacido en San Luis Potosí, amigo de Siqueiros, Los mexicanos vemos todos los días a todas horas una de sus obras : El escudo Nacional. Otra más grande que la Universidad Autónoma del Estado de México prestó es La Unión de Suiza y México” se encuentra expuesta en la Casa de referencia.
Hay muchos otros hombres suizos que dejaron huella en México, pero se me acaba el espacio y me perdonarán para hablar de las tres mujeres que menciona Ursula en su libro: La famosísima Gertrude Duby, amiga de los Lacandones, de la que la Editorial Ink acaba de publicar una soberbia biografía de la autora chiapaneca Kyra Nuñez Johnsson. Y sería una hipócrita si no dijera que yo también, según la autora Ursula Stump Diestel, dejé huella, ¿qué creen?