Comparecencias, muestra de transparencia: Jesús Urióstegui
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de junio de 2016.- El Partido de la Revolución Democrática (PRD) tendrá dos dirigentes en menos de dos años, luego de que el actual dirigente, Agustín Basave hiciera público que presentará su renuncia el 2 de julio, día en que se celebra un Consejo perredista que ahora servirá para elegir a un nuevo presidente nacional. Basave llegó a la dirigencia en noviembre pasado, y no es la primera vez que habla de renuncia.
Ya lo había hecho en enero, cuando su propuesta de hacer alianzas con el Partido Acción Nacional (PAN) estaba empantanada por las corrientes y consideró que no tenía caso dirigir un partido si sus propuestas no iban a ser tomadas en cuenta.
Eran los primeros días de enero de este año cuando Basave puso la renuncia sobre la mesa, lo que presionó a las corrientes y le ayudó a sacar adelante alianzas en Durango, Veracruz y Quintana Roo, donde con el PAN en la elección del 5 de junio le arrebataron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobiernos que no habían conocido la alternancia.
No salió adelante su propuesta de incluir Tlaxcala, alianza en la que tampoco estaba interesada la entonces precandidata panista, Adriana Dávila, ya que consideraba que tenía posibilidades de ganar, pero fue una entidad donde el PRI ganó, el PRD quedó en segundo lugar y el PAN en tercero.
Pese a ello, pasado el 5 de junio se escucharon críticas en el PRD por los resultados, que de no ser por las alianzas con el PAN hubieran sido más pobres y que dejaron en claro que Morena cada vez asume más el lugar que alguna vez ocuparon los perredistas en el espectro político.
Pero también se repitió la postura de Basave, quien desde que llegó al cargo diagnosticó que las corrientes tienen tanto peso dentro del partido que se convierten en un control, por lo que pidió cambiar los estatutos para que el presidente tuviera más margen de acción.
Como si fuera premonitorio de lo que este sábado anunció oficialmente, ya el 21 de noviembre alertaba que mientras no hubiera esos cambios no se iba a avanzar. “No basta la voluntad, puedo tener toda la voluntad del mundo, mis compañeros también, pero si no hay cambios estructurales es difícil que avancemos”, advirtió.
Hoy, a prácticamente siete meses de entonces, expresó algo similar. “Me parecía que iba a ser muy complicado que continuara yo en la presidencia porque ni estatutariamente ni por cultura política el PRD está preparado para una presidencia como la mía. Es decir, ahí lo explicó en la carta, emula la gobernabilidad interna del PRD un régimen parlamentario y cuando no se tiene la mayoría como en un parlamento pues no se puede gobernar”, expresó a medios de comunicación.
Basave es perredista de reciente militancia, no pertenece a ninguna corriente y los Estatutos fueron reformados el año pasado para que pudiera contender por la dirigencia, ya que uno de los requisitos era tener una militancia de tres años o más, y el ex priísta no la tenía el año pasado, pese a que en la conferencia donde dio a conocer su propuesta dijo que simpatizaba con el partido desde hace 14 años.
El todavía dirigente decidió adelantar el anuncio de su renuncia, luego de que el líder de la corriente Nueva Izquierda, Jesús Ortega, diera a conocer ayer en una reunión privada pero donde asistieron medios de comunicación, que Basave se iría; este acusó que el acuerdo era dar a conocer la noticia el 2 de julio y afirmó que el dirigente de los Chuchos incumplió su palabra.
El anterior dirigente, Carlos Navarrete acompañó a Basave al anuncio hecho ante medios de comunicación; de buen talante, el zacatecano expresó que ser dirigente es una tarea muy demandante, y recordó que él iniciaba actividades a las 06:30 horas y concluía a las 23:30 horas, de lunes a domingo.
Navarrete estuvo poco más de un año en la dirigencia, la cual enfrentó la crisis generada por el perredista José Luis Abarca, presidente municipal de Iguala, acusado de estar involucrado en la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa ocurrida el 26 de septiembre de 2014 en ese municipio.
Pero a Navarrete también le tocó enfrentar la diáspora de militantes distinguidos que se enfilaron a Morena, partido de Andrés Manuel López Obrador con registro desde 2014.
Otro reto que enfrentó el integrante de la corriente Nueva Izquierda fue la elección de 2015, que dejó al PRD sin Guerrero y con la debacle en la capital, donde perdieron nueve delegaciones.
A la postre los resultados electorales sumieron al PRD en una crisis y adelantaron la salida de Navarrete, quien antes de dejar el cargo impulsó junto con Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional de Héctor Bautista la candidatura de Basave.
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