Teléfono rojo
El Gran Priísta llegó a Palacio Nacional como antes lo hacia a Los Pinos.
Con tricolores del siglo pasado, con panistas del nuevo siglo y por supuesto con priístas del sexenio anterior, cuando también fue muy importante.
Una historia envidiable.
La ruta para él ha sido sencilla durante decenios: llamar, esperar la cita, llegar y hablar con quien puede escucharlo con poder de decisión.
En esta ocasión la respuesta llegó rápido:
-¿Cuándo quiere venir?
-Cuando ustedes dispongan.
Un funcionario muy poderoso pero a cargo de la antesala presidencial lo atendió, escuchó su solicitud y concluyó la visita:
-Veré qué puedo hacer. Esté pendiente.
Y el Gran Priísta estuvo pendiente y, para su sorpresa, le abrieron el despacho presidencial y acudió e, interrogado sobre los objetivos de su audiencia, planteó:
-Ya he sido todo. He pasado de aquí a allá y de allá a acullá… la vida ha sido muy generosa conmigo y siento cerrado mi ciclo político.
-¿O sea?
-Sí. Me retiro de la política y ya no aspiro a nada. No lucharé por nada pero tampoco seré obstáculo para nada…
-Muy bien. Muchas gracias. ¿Qué más?
DE LO QUE RESUELTE, YA VEREMOS
-Nada más eso: que a mí no me tomen como enemigo.
Siguió un diálogo sobre algún tema del país, sobre el pasado y sobre el presente, pero sobre todo la situación de esa generación de priístas.
-Vengo a hablar por mí.
-Muy bien. Pero tú no te vas de la política. Simplemente ya no tendrás el peso del pasado y menos los negocios del pasado.
-¿…?
-Sí, se acabaron tus negocios. Ya no serás el gran proveedor de medicamentos del sector salud: la Secretaría, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de Trabajadores del Estado (ISSSTE) y menos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)… ¿Sabes a qué me refiero?
-Sí, señor.
-Espero tu colaboración. Después, de lo lo que resulte, ya veremos.
Y el Gran Priísta salió preocupado por aquello de después, de lo que resulte, ya veremos.
¿Es investigado? ¿Será perseguido?
No es posible contestar, pero aquí queda la anécdota del priísta recibido en Palacio Nacional, suerte no tenida por muchos otros priístas en busca de indulgencia.
CNDH PASA A PALACIO NACIONAL
1.- Los lectores de 24 Horas y Teléfono Rojo están informados.
Ayer adelantamos la orden presidencial de colocar a cualquier costo a María del Rosario Piedra Ibarra al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Militante de Morena, cercanísima a Andrés Manuel López Obrador y con una carga emocional contra las fuerzas de seguridad del Estado.
También como advertimos, la encomienda era al zacatecano Ricardo Monreal Avila y él hizo su tarea y ya es sucesora de Luis Raúl González Pérez.
Otra posición para Palacio Nacional.
Y 2.- horas antes la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rechazó el recurso del Instituto Nacional Electoral (INE) contra la llamada ley Bonilla.
No afecta la litis, pero tampoco obstaculiza la decisión superior de dejar pasar –no sin polémica- la ampliación del período gubernamental de Jaime Bonilla en Baja California de dos a cinco años.
Simple: no habrá votos para declarar inconstitucional la reforma a la Constitución de Baja California apoyada, dato sustantivo, por los diputados locales de Morena, PRI y PAN.
Los demás no cuentan.