Teléfono rojo
Pocos lo saben:
En las alturas ha comenzado ya la cuenta regresiva para determinar al candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
De Enrique Peña Nieto, en síntesis, porque él manda en Insurgentes Norte y allende.
En Los Pinos están preparados para iniciar los cambios, y en consecuencia las proyecciones, a mediados de noviembre.
Serán definitivas las fechas.
A partir del 15 de noviembre, y acaso el día del aniversario de la Revolución Mexicana, estará consumada la estrategia para la postulación del abanderado tricolor.
Será una movilización masiva.
Cambios en varias secretarías de Estado.
Uno de ellos –la duda es si será un técnico o financiero o un político con cierto sentido social- y los demás serán ubicados para a arropar al escogido del olimpo.
Uno será coordinador de la campaña, otro presidente del PRI y los demás irán distribuidos a posiciones estratégicas para asegurar –o al menos intentar asegurar- la victoria priísta.
Hasta aquí el plan superior.
DOS AL FRENTE: MEADE U OSORIO
En esta parte de la estrategia entran los nombres.
¿Con quién cuenta el presidente?
Está muy claro:
A estas alturas en la parte técnica aparecen únicamente dos: José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público, y Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública.
Si por el presidente fuera, escogería al segundo, pero hay factores sustantivos como los pendientes en la reforma educativa –lo cual obliga a retener a Nuño-, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las acciones para contrarrestar los efectos negativos en materia económica.
Y en lo político sobreviven dos: Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación, y José Narro Robles, secretario de Educación Pública, aunque sería un error descartar a Enrique De la Madrid, secretario de Turismo.
Muchos no lo mencionan, pero en este paquete todavía aparece José Calzada, secretario de Agricultura, como buen operador en el campo y en amplios grupos de la sociedad.
Gran parte de los referentes ha sido la actuación de los altos funcionarios federales en el apoyo a la población damnificada por los sismos del 7 y 19 de septiembre.
Tarea nada fácil, como demuestra en estos momentos la operación del subsecretario de Gobierno, René Juárez Cisneros, para lidiar con obstáculos, chantajes, amenazas y hasta violencia magisterial de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de las bases del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Ellos no permiten cuatro acciones fundamentales: arribo de ayuda a las zonas damnificadas, inventario de escuelas dañadas, reconstrucción de planteles y reanudación de clases.
Es lo suyo.
EL PAN CHANTAJEA COMO MORENA
No tiene desperdicio la observación del presidente del Senado, el panista Ernesto Cordero.
Con lo hecho ayer, el Partido Acción Nacional (PAN) de Ricardo Anaya se parece más al partido propiedad de Andrés Manuel López, dedicado a “chantejar” la marcha de las instituciones.
Ayer sucedió en el Senado de la República cuando la oposición en su conjunto carecía de los votos necesarios en el pleno para reinstalar al fiscal de delitos electorales, Santiago Nieto.
-Me apena mucho ver a un PAN más parecido a Morena que a lo razonable –dijo Cordero.
Sabe de riesgos.
Fue secretario de Hacienda y aprecia la importancia de encontrar un ambiente favorable en el Congreso de la Unión para negociar los presupuestos de ingresos y de egresos.
La Ley de Ingresos ya fue aprobada en la Cámara de Diputados y el Senado debe avalarla a más tardar el martes próximo y no será posible con un cuerpo colegiado polarizado.
-Nos jugamos la recaudación de impuestos y el gasto –recuerda Cordero.
Ojalá lo escuchen.