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La autoridad estatal lo admite, en esta región es inminente la crisis alimentaria
CHILPANCINGO, Gro., 16 de agosto de 2015.- En la región Tierra Caliente el escenario es desolador: a la inseguridad y violencia cotidiana se sumó la peor sequía de los últimos 75 años. La autoridad estatal lo admite, en esta región es inminente la crisis alimentaria.
El problema que se avecina es ahora la angustia principal de la población, incluso mayor a la delincuencia organizada con la que conviven resignadamente desde hace años y que les valió el título de la región más violenta de Guerrero.
“Aquí a todos nos llevó la chingada”, afirma Alfredo Flores Gómez, un campesino de la comunidad de San Jacinto, en el municipio de Tlalchapa.
De huaraches y sombrero calentano, camisa blanca curtida y cabellera cana, al anciano se le corta la voz cuando reconoce que lo perdió todo.
“A mí ya me llevó la chingada, sembré dos veces y la milpa no creció. No sé qué es lo que voy a hacer, qué le daré de comer a mi familia, a mis vaquitas, ¿de qué vamos a vivir? Aquí todos estamos igual, en Tierra Caliente nos llevó la chingada a todos”, lamenta el hombre mientras cruza los dedos de sus manos curtidas por el sol.
De acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), el año pasado la Tierra Caliente se posicionó como la segunda región con mayor volumen de producción de maíz, con una superficie cosechada de 61 mil 502 hectáreas y una producción de 233 mil 709 toneladas de grano.
Este año el escenario es muy distinto. A 40 días que termine la temporada de lluvias, los maizales están secos.
Desde la semana pasada, las autoridades de los tres niveles comenzaron a recibir los reportes de siniestros por parte de los campesinos, quienes acuden con la esperanza de cobrar el seguro catastrófico que escasamente les retribuirá mil 500 pesos por hectárea, una cantidad mínima para los casi 10 mil pesos que invierten en esa extensión territorial.
Hasta la noche del sábado 15 de agosto, la Dirección General de Agricultura, Sanidad Vegetal y Contingencias Climatológicas de la Seder reportó un registro de 25 mil 330 hectáreas de maíz en pérdida total. Pero la cifra aún está incompleta. Los reportes de siniestros siguen llegando.
Para el secretario de Desarrollo Rural, Rigoberto Acosta González, la pérdida de parcelas podría ser mayor al 80 por ciento.
El funcionario estatal está convencido de que la única forma de sortear la crisis alimentaria que se avecina es con el apoyo del gobierno federal.
Javier Salgado Mondragón es comisariado ejidal de San Pedro y Las Garzas, en el municipio de Ajuchitlán. El hombre afirma que en el ejido se perdieron mil 470 hectáreas de maíz.
“Estamos totalmente perdidos en lo del maíz, en la siembra. Esto es espantoso”
De acuerdo con el representante comunal, en su ejido ya comenzó la crisis económica, que obliga a los pobladores a vender los burros como carne de consumo para obtener ingresos: “Voy a hablar con claridad, en nuestros pueblos ya están robándose los burros, ya se los están acabando. Yo creo que en la ciudad ya están comiendo carne de burro”.
En un encuentro con funcionarios municipales, estatales y federales, el comisariado ejidal lanzó una pregunta que nadie le pudo responder: “¿Qué vamos a hacer dentro de poco, cuando ya no haya maíz?”
En los campos se levantan miles de plantas de hojas tan afiladas y opacas que a golpe de vista parecen maguey, pero es maíz. En otras parcelas la semilla ni siquiera germinó.
Tras dos noches de lluvia tardía, algunos maizales ya están en espiga, pero no tienen fruto. Los pobladores de Tierra Caliente temen que dentro de unos días no habrá maíz ni para las tortillas.