Se reúne Sheinbaum con padres de los 43 normalistas el 4 de diciembre
ACAPULCO, Gro., 16 de octubre de 2018.- En medio de dolor, impotencia y coraje este martes fue sepultada Itzel, quien este lunes fue hallada muerta en un terreno baldío tras ocho días desaparecida.
A las 4 de la tarde, decenas de asistentes comenzaron a llegar al panteón Gayosso, ubicado a las afueras de la ciudad, donde a pesar de la intensidad del sol se dieron cita para darle el último adiós a Itzel, quien se desempeñaba como maestra.
Ahí, en medio de los participantes sollozos, se encontraba el féretro de Itzel, a un lado de estos, numerosos arreglos florales y coronas que daban el pésame por parte de varios sectores de la sociedad, principalmente del magisterio, que en menos cuatro días ha sido lacerado junto al sector salud tras el asesinato este viernes de la oftalmóloga del IMSS Reyna Valenzo Pérez.
En el acto, la madre de Itzel, Helena, tomó la palabra y con voz de tristeza e indignación señaló que a las autoridades “se les dio la sopa servida para que ellos actuarán” y no hicieron nada, esto en referencia a que la familia presentó pruebas para ayudar a la localización de Itzel.
“Que se escuchen la voz de todas esas niñas que no han sido encontradas”, expresó Helena, mientras que el camposanto se llenaba de lágrimas y aplausos para la joven asesinada.
Helena sostuvo que no dejarán de luchar hasta que se esclarezca el caso, aunque aclaró que no realizarán movilizaciones en estos días, pero sí más adelante para exigir justicia.
El padre, Rogelio, con ímpetu de impotencia y tristeza calificó de crueldad y una estupidez el asesinato de su hija, ya que al ser maestros no hacían ningún mal, más que educar a la sociedad.
“No estoy enojado, estoy más que encabronado”, expresó mientras golpeaba en varias ocasiones el ataúd. “¡Qué poca madre, ¿qué es esto?, ¿dónde estamos?”, lamentó.
Pasadas las 16:40 horas, el ritual religioso terminó con en grito unísono dé justicia y aplausos por parte de los asistentes para Itzel, quien deja huérfanos a tres hijos, que serán cuidados por sus abuelos.
Finalmente, el féretro bajó hacia la tierra, mientras la familia rompió en llanto inconsolable; las lágrimas y el agua bendita se combinaron y cayeron en la madera, mientras despidieron por última vez a la maestra.