Sin mucho ruido
Un instrumento de política económica importante en el desarrollo de nuestro país es el paquete económico que cada año presenta el Ejecutivo Federal para su análisis, discusión y aprobación al Congreso de la Unión. Es importante porque en dicho documento se presentan las principales directrices económicas del gobierno para el próximo año fiscal, es decir, a partir del 1 de enero de 2020. En este paquete se presentan las proyecciones de ingreso y gasto que considera necesarios el gobierno para afrontar los retos establecidos en el Plan de Desarrollo Nacional 2019-2024; así como el contexto internacional y nacional de las principales variables económicas como son el crecimiento de nuestra economía (Producto Interno Bruto), el nivel de inflación, el precio del barril de petróleo, el costo del dólar, entre otras.
Garantizar el equilibrio entre los ingresos y gastos ha sido una de los retos de este gobierno, ya que se mantiene el compromiso de no endeudar más al país como lo han hecho los últimos gobiernos. Para mantener este equilibrio resulta fundamental que los ingresos estimados por el gobierno se cumplan a fin de evitar recortes al gasto durante el siguiente año.
Entre los ingreso debemos considerar los que provienen del pago de impuestos que hacemos los contribuyentes (impuestos a la renta, al consumo y por productos y servicios especiales) y los que provienen de las ventas del petróleo, los bienes y servicios que otorga el Estado como la luz, agua potable, etc. En ningún país es grato pagar impuestos, pero resultan fundamentales para que el Estado pueda proveer de seguridad, educación, salud, entre otros bienes públicos.
Uno de los grandes problemas estructurales que tenemos como país es la baja recaudación de impuestos, ya que solo representa el 14.1% del PIB en el 2017. Una de las causas de esta situación es la informalidad de nuestra economía, ya que tanto las personas con al actividad económica o negocios no pagan sus respectivos impuestos. Otra causa es la evasión fiscal que se presenta cuando grandes contribuyentes usan esquemas contables para evitar el pago real de sus impuestos.
Una vez que se determina y aprueba la ley de ingresos de la federación, entonces se inicia la discusión sobre el presupuesto de egresos, que es la distribución de esos recursos entre los diferentes rubros a los que está obligado atender el Estado mexicano. Desde la asignación de los recursos a las entidades federativas y municipios a través del gasto federalizado, que se dividen en participaciones y aportaciones federales, hasta los recursos que ejercerán las dependencias y entidades federales a través de los programas que cada una de ellas tiene la obligación de operar: educación pública, seguridad, salud, desarrollo urbano, función pública, gobernación, turismo, desarrollo económico, social, entre otros. Cada secretaría de estado tiene asignado un presupuesto para atender las necesidades de la sociedad mexicana.
Por otra parte, se establecen los gastos de los poderes legislativo y judicial, así como de los órganos autónomos y las llamadas empresas productivas del Estado como Pemex y la CFE. No menos importante son los rubros destinados al pago de la deuda interna y externa del país, y lo correspondiente a las pensiones de los trabajadores del Estado.
Permítanme, después de esta pequeña introducción a un tema complejo como es el paquete económico, hacer unos breves apuntes sobre la propuesta que presentó el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el pasado 8 de septiembre.
Como podrán apreciar, estimados lectores, el análisis y discusión del paquete económico resulta fundamental para el desarrollo nacional y de nuestro estado. Apenas inicia, ya que el congreso tiene hasta el 31 de octubre para aprobar la Ley de Ingresos y la Cámara de Diputados hasta el 15 de noviembre para hacer lo propio con el Presupuesto de Egresos. En el Congreso del Estado estaremos atentos a esta discusión porque de ello dependerá lo que haremos nosotros respecto a la propuesta que envié el ejecutivo estatal.