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ACAPULCO, Gro., 4 de julio de 2022.- El coordinador de la maestría en Estudios de Violencias y Gestión de Conflictos de la Universidad Autónoma de Guerrero, Gabino Solano Ramírez dijo que Chilpancingo, Iguala y Acapulco son los municipios donde más personas han desaparecido de 2015 a 2021, cifra que se refleja en el número de mujeres reportadas como desaparecidas o no localizadas, la mayoría en el rango de 11 a 20 años de edad.
Sin embargo puntualizó que es Chilpancingo donde hay más mujeres desaparecidas que hombres, ya que la relación era dos hombres por cada mujer, pero la cifra se invierte para la capital del estado.
Durante su participación en el foro Reconstrucción del tejido social y cultura de paz en Guerrero, convocado por la Secretaría de Gobernación federal, el investigador presentó algunos resultados del Monitoreo de las violencias de Guerrero, publicados en la Hemeroteca Virtual pi.evi, una plataforma tecnológica que integra notas periodísticas publicadas en fuentes abiertas y que son clasificadas y almacenadas para su consulta abierta y pública.
Comentó que un tercio de los 784 registros de personas desaparecidas son mujeres, quienes en su mayoría son estudiantes.
Abundó que son 67 mujeres que han desaparecido en el municipio de Chilpancingo, 49 en Iguala y en el municipio de Acapulco suman 40.
Otros grupos de personas desaparecidas, añadió, son trabajadores del transporte público, mineros, comerciantes y empresarios, trabajadores del campo, amas de casa y defensores de derechos humanos y periodistas.
Advirtió que el mayor grupo de riesgo por ocupación ante las cifras de desaparición de personas de acuerdo al monitoreo son los estudiantes.
“Se ha feminizado la desaparición de personas y de los esfuerzos de los gobiernos y sobre todo de las organizaciones civiles por la localización han sido significativos y se han podido localizar 52 personas, 30 hombres y 22 mujeres, con mayores resultados en 2017, 2018 y 2019. Los presuntos perpetradores, una cuarta parte son hombres armados o presumiblemente miembros del crimen organizado como la Familia Michoacana, El Tequilero, las policías, las policías comunitarias como la UPOEG, el Fusdeg y hombres vestidos con ropa militar han sido responsabilizados, y una parte importante a autoridades municipales”, señaló.
Grupos civiles armados
El investigador universitario dijo que aquellas policías comunitarias fuera de la ley 701 de pueblos indígenas, deben ser desarmadas de inmediato, ya que muestra un descontrol en la seguridad, vinculadas a actividades fuera del estado de derecho.
Señaló que los recientes bloqueos y protestas, son una muestra del descontrol y el dominio que grupos armados tienen en Guerrero.
“Las actividades criminales muchas veces están asociadas a estos grupos, seguro las autoridades tendrán mayor información, pero es lo que se dice en el vox populi”, argumentó.
Añadió que los grupos armados, sean o no cobijados por los derechos de libre organización en comunidades indígenas, estarán vinculados a la generación de violencia, porque son organizaciones cuyos antecedentes están en el control territorial y los espacios.
“El Estado tendrá que hacer esfuerzos para desarmarlos, desmovilizarlos y eso significaría un proceso de diálogo, fuerza y tendrá que llegar, porque son un desafío”, advirtió.
El foro
El integrante de la Dirección General de Prevención Social del Delito y la Reconstrucción del Tejido Social de la Segob, Jemer Peniche Castro explicó que este es el primer foro con el que buscan integrar consejos regionales a partir de esfuerzos articulados en estrategias a nivel nacional y que incluyan los tres órdenes de gobierno, iniciativa privada, el sector académico y organizaciones sociales, civiles y religiosos.
Indicó que este ejercicio de discusión y análisis ya se hizo en entidades como Michoacán, Quintana Roo y Puebla, donde ya quedaron integrados consejos estatales para la paz cuyo punto de partida es la reflexión, la detección de las causas y estrategias para contribuir a reducir la violencia.
Peniche Castro dijo que la violencia familiar y la violencia de género, el machismo cobijado por la cultura y la falta de habilidades emocionales, han contribuido en la generación de violencia.
Añadió que la organización comunitaria se ha debilitado, contexto que se muestra en los espacios públicos abandonados y falta de colaboración entre las autoridades y la sociedad, lo que escala en desconfianza y vulnerabilidad.