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Se unen transportistas a plantón de despedidos del Copacabana de Acapulco
CHIILPANCINGO, Gro., 13 de febrero de 2025.- El oficio de voceadores subsiste en la plaza pública de la ciudad y sus calles aledañas con pocas personas, en su mayoría adultos mayores.
Antes, por las mañanas se observaban a varios voceadores vendiendo periódicos impresos, quienes vociferaban las principales noticias de un día anterior.
La venta de periódico impreso, que alguna vez fue un negocio rentable, ahora permanece en decadencia con rumbo a desaparecer.
Dolores Salmerón Tapia y Antonio Navarro Francisco, quienes llevan 15 y 39 años en la venta de periódico impreso, son testigos del cambio en el consumo de la información pública y periodística.
Ambos coincidieron en que los periódicos y revistas impresas no pueden hacer frente a los medios de comunicación digital y las redes sociales, que ahora están al alcance de todos en teléfonos celulares y computadoras.
Para lectores en papel impreso y periodistas, la disminución de periódicos impresos es nostalgia, pero para los voceadores de la ciudad capital significa la pérdida de su empleo.
Ahora, varios voceadores han tenido que autoemplearse en otros giros comerciales y hay quienes se resisten en seguir vendiendo periódico impreso, como es el caso de Dolores y Antonio.
En entrevista para Quadratín Guerrero, por separado, Dolores y Antonio coincidieron en que después de la pandemia de Covid 19 se encumbró la convivencia a través de redes sociales y frenó la impresión de medios, y con ello elevó más la crisis económica para los voceadores.
Antonio Navarro Francisco, quien comenzó a vender periódico en Chilpancingo a los 14 años de edad y lleva 39 en el oficio, opinó que la crisis en el consumo del periódico impreso también es cultural y que la desaparición del periódico en papel sería el fin de una tradición de lectores y de una sociedad activamente informada.
Recordó que cuando él comenzó con la venta de periódicos en 1986, había aproximadamente 150 voceadores, quienes vendían todos los días en oficinas de gobierno, en comercios y calles de la ciudad.
Ahora, estimó que máximo hay 60 vendedores, la mayoría oscila entre los 60 a 68 años de edad.
También recordó los locales de venta de periódicos y revistas que eran 10, en la parte Centro de la ciudad, donde actualmente hay tres, uno de ellos es de él, ubicado en la esquina de la iglesia de la Asunción, donde aún gente adulta acude a comprar uno o dos periódicos impresos.
Para Antonio Navarro Francisco ser voceador significa mucho, porque con la venta de periódicos tuvo un trabajo digno para vivir, pero que ahora va en declive.
Opinó que los voceadores pertenecen a una rama del periodismo olvidada, porque no reciben apoyo de nadie ni de los dueños de los periódicos, ni de los sindicatos u organizaciones de periodistas.
Con las pocas ventas de periódico impreso, Antonio y su familia tuvieron que ayudarse con la venta de cena, y todas las noches, desde hace tres años ofrecen antojitos mexicanos, como tacos y enchiladas, para obtener más ingresos económicos.
El voceador afirmó que en los últimos cinco años en la capital del estado han dejado de imprimir periódico al menos seis medios locales como: Expresión Popular, El Reportero, Diario del Centro, Primero de Guerrero, La Realidad, Objetivo y Prensa Libre.
Estimó que en los próximos cinco años, dos medios locales más como Vértice y El Sol de Chilpancingo, podrían dejar de imprimir sus ejemplares diarios.
Por su parte, Dolores Salmerón Tapia es originaria de Estado de México, llegó a vivir a la ciudad capital en la década de 1980 y desde hace 15 años comenzó a vender periódico en el Centro, donde aún continúa con los pocos clientes que quedan.
Hace 15 años, la señora Dolores vendía entre 50 a 70 periódicos diarios en el Centro de la capital, ahora dijo que logra vender 33 ejemplares “cuando bien le va”, porque ha conservado sus clientes.
Opinó que la calidad de escribir al comunicar una noticia periodística es un factor importante en la venta del periódico impreso.
Propuso que reporteros y periodistas de la ciudad o el estado deberían emprender un proyecto para seguir con la existencia del periódico impreso, ya que afirmó que aún hay gente que desea leer e informarse en papel.