Hoja verde
Por fin, Delfina rebasó a Alfredo. Esa es la última lectura de las encuestas en el Estado de México.
Sin embargo, hay que ser mesurados cuando se trata de verter una opinión basados en los números de las encuestas, debido a los siguientes factores; a) no todos los entrevistados votan, b) en los entrevistados, hay una amplia franja de indecisos y c) cuando hay una percepción extendida de que determinado candidato es mejor, un alto porcentaje de los entrevistados expresan su preferencia por ese aspirante, aunque no acudan a los comicios, simplemente por no asumir el costo de la movilización.
Hace cuatro años, ante los resultados de la elección presidencial de 2012, Ulises Beltrán comentaba: “Por más perfecto que sea su diseño, ejecución e interpretación, las encuestas, por su naturaleza misma, no pueden medir con absoluta precisión nada” (Ulises Beltrán, Revista Este País, número 256, agosto, 2012). Y ello se debe a que el elector sin partido decide su voto en la última semana del proceso electoral, o de plano, no acude a las urnas.
De confirmarse lo anterior, Delfina está a punto de decir que la tuvo y la dejó ir, debido a que Morena no tiene una estructura política fuerte, ni la suficiente presencia para cubrir todas las casillas, no se diga de la incapacidad económica para movilizar a sus electores, al menos que AMLO prepare una eficaz estrategia para negociar la declinación de los candidatos menores, y/o promueva la movilización de los indecisos en la que es, sin lugar a dudas, la madre de todas las elecciones sub nacionales difícilmente se podría alzar con el triunfo.
En contraparte, el PRI y en menor medida el PAN tendrán que echar toda la carne al asador y relanzar la campaña mediática en contra de AMLO, horcón central de Morena para frenar el avance de su candidata. Pero, sobre todo, el tricolor tendrá que inyectar más fuerza y dinero al activismo en la entidad que aporta el 13 por ciento de la lista nominal nacional y que su clase política, por décadas, ha mostrado tener la mayor cohesión política de todo el país hasta llegar a ser el ícono del priismo nacional.
Actualmente el PRI, gobierna 84 de los 125 municipios, entre ellos, 11 de los 15 municipios más grandes del Estado de México, que bien trabajados podrían aportar los 2 millones 500 mil votos que necesita Alfredo del Mazo para sentarse en la preciada silla. Aunque, por otra parte, el Edomex no es una “perita en dulce”, todo lo contrario, es una entidad en la que la inseguridad pública ya no deja dormir al gobernador Eruviel Ávila y a los mexiquenses. Tan grave es, que dudan que el gobernador entrante, cualquiera que sea, vaya a resolver el problema estructural que padece. Y es que el problema de la inseguridad es una cadena tan fuerte como su eslabón más débil que bien podría reventarse en esta contienda, si detona entre los ciudadanos una decisión de cambio.