Con We are the champions llaman líderes del PRI a recuperar Acapulco

ACAPULCO, Gro., 30 de julio de 2017.- La voz imperante en la sede del PRI municipal fue la de Freddie Mercury.

La toma de protesta de la nueva pero ratificada -o una mezcla de ambas cosas- dirigencia del PRI municipal de Acapulco, fue una sesión de terapia motivacional para los consejeros políticos que escucharon llamados a la unidad, a recuperar el Ayuntamiento, y We are the Champions, repitiéndose una y otra vez en el atiborrado auditorio.

El himno compuesto por el inmortal Freddie Mercury, y lanzado al mercado por Queen en 1977, sigue vigente 40 años después en eventos deportivos, terminaciones escolares… ¡y en el PRI!

Quedó claro que los priístas no quieren lo mismo para el gobierno de Acapulco que va para cinco años fuera de sus manos, los dos últimos en las de un gobierno perredista de Evodio Velázquez Aguirre con señalamientos de corrupción y mala administración, muy parecidos a los de las peores administraciones del tricolor.

En su intervención, Fermín Alvarado Arroyo destacó el toque de novedad que le da Rosa Elvia Avilés Rocha como nueva secretaria general a su ratificada dirigencia, y luego de eso, llamó a la unidad “para que a los acapulqueños les pueda ir mejor”.

Destacó que trabajará en conjunto con el dirigente estatal Heriberto Huicochea Vázquez y la secretaria general Gabriela Bernal Reséndiz… pero también “junto a Julieta y Ricardo Taja”, ambos diputados federales y aspirantes a la candidatura por la Presidencia Municipal, o “El Dorado de Acapulco”, como llamó más tarde al Ayuntamiento que maneja el presupuesto más abultado del estado, cuando repitió su invitación a recuperarlo.

Más tarde, aclaró en entrevista que no ha declinado su aspiración a ser nuevamente candidato a la alcaldía, para lo cual tendría que renunciar a su recién ratificado cargo por las nuevas disposiciones del Instituto Nacional Electoral (INE). Afirmó que en estos momentos “no son tiempos de aspirar”. ¿Otra metáfora?

En la mesa de honor aplaudieron el representante del renejuarismo, el delegado de Gobernación Ramiro Ávila Morales, Gabriela Bernal Reséndiz y Heriberto Huicochea.

Por supuesto que también sonaron las palmas del ex alcalde Manuel Añorve Baños, quien llegó arropado por los integrantes de todo su grupo político, entre ellos el diputado y líder de la CNOP Samuel Reséndiz Peñaloza y el coordinador de los regidores del PRI, Luis Miguel Terrazas Irra, pero además fue recibido con porras en el auditorio de la sede municipal.

Obviamente también aplaudió la aludida Julieta Fernández, y el líder de la CTM y diputado local, Antelmo Alvarado García, aunque se retiró del evento a medio discurso de Fermín Alvarado seguramente en su Mercedes Benz negro en el que fue exhibido recientemente.

En la mesa de honor también estuvieron en una esquina Rosa Elvia Avilés y Oscar Ortíz Rodríguez, la otra novedad en la nueva-ratificada dirigencia.

Heriberto Huicochea destacó que ya fueron renovados el comité estatal y los municipales. Habló también de una renovación de la clase política que ya no alcanzó a escuchar Antelmo Alvarado, quien lleva 15 años como líder de la CTM en el estado, tiempo en el que ha sido senador, así como diputado local y federal en varias Legislaturas.

Huicochea pasó de las metáforas de Fermín a los refranes. Presumió que “estructura mata grilla”.

Y enseguida aplicó las recomendaciones de los autores de la literatura motivacional. Aquella de convertir los fracasos en triunfos, pues afirmó que en la elección pasada en Acapulco, que perdieron ante su adversario el PRD, “ganamos por una mínima diferencia, ¡mínima diferencia!”.

Por si no quedaba claro, expresó que “no me queda la menor duda de que con el trabajo de todos ustedes, sectores, organizaciones, las mujeres, las amas de casa, los compañeros, los trabajadores, los turisteros, vamos a recuperar Acapulco. Vamos adelante, compañeros y compañeras, es la hora de la vuelta del poder de Acapulco al Ayuntamiento”.

Para luego cerrar con un “¡Qué Viva el PRI, compañeras y compañeros!”, seguido de un colofón de aplausos y las notas de We are the champions, que empezaron a sonar y a repetirse una y otra vez mientras se vaciaba el auditorio y los integrantes del presídium pasaban a tomarse la foto con un niño con discapacidad que se encontraba en la entrada de un partido… renovado.