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IGUALA, Gro., 7 de diciembre de 2014.- A plena luz del día, en la avenida Vicente Guerrero, una de las más importantes de Iguala, porque sobre ésta se ubica el Palacio Municipal, a Ezequiel Chávez Adán, de 18 años, lo secuestraron cuatro hombres entre los escasos 20 metros que separan a su casa de la tienda, a donde pretendía dirigirse para comprar algo.
Según lo publicado por el Diario Cambio, los criminales, según versiones que una vecina compartió con el padre del joven, Javier Chávez, subieron al joven en una camioneta blanca.
Cerca del lugar del secuestro de Ezequiel, a tan sólo 15 minutos de distancia, también los peritos de la Procuraduría General de la República (PGR) llevan trabajando más de dos semanas para desenterrar a los cuerpos de las fosas, a este joven estudiante lo desaparecieron frente a varios testigos.
A Ezequiel Chávez se lo llevaron justo el mismo día que se cumplían dos meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, el pasado 26 de noviembre, y entre las horas en las que miles de mexicanos saldrían a las calles a protestar, incluido Iguala, para que regresen con vida los 43 jóvenes.
Don Javier Chávez tomó un autobús del municipio de Taxco a Iguala, de donde es originario, luego de que ya eran demasiadas horas las que llevaba sin saber de su hijo.
Una vez que llegó al cuarto que renta Ezequiel, pagado con el dinero que por las mañanas junta el estudiante de preparatoria vendiendo yogur, se paró frente a la puerta y lo que de inmediato le llamó la atención fue que el joven hubiera olvidado el celular. Ese detalle para don Javier significaba la mayor prueba de que su hijo, al salir, no tenía planeado tardar.
El primer sitio al que acudió don Javier para pedir ayuda, al enterarse del secuestro de Ezequiel fue a la parroquia de San Gerardo, ubicada en el centro de Iguala, recinto en el que cientos de familiares que, como él, como los padres de los normalistas, han sufrido la desaparición de un hijo y que ahí han llegado para implorar apoyo a las organizaciones civiles y autoridades federales para que les ayuden a encontrarlos.
A diez días del secuestro de Ezequiel Chávez, don Javier ha tocado todas las puertas posibles para poder recuperar con vida a su hijo. Ya fue a levantar sendas denuncias al Ministerio Público de Iguala, a la PGR y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Es más, llevó hasta las manos de las autoridades el celular de su hijo para que tal vez así pudieran rastrear las llamadas y hallar un indicio de su paradero.