Localizan cadáver de un hombre en localidad de Los Llanos, La Unión
ACAPULCO, Gro. 30 de diciembre de 2014.- La Jornada reporta que hoy, y por quinto día consecutivo, descargas de aguas residuales continúan siendo arrojadas al mar, a la altura de la Plaza Politécnica, frente a la avenida Wilfrido Massieu, entre los hoteles Kristal Beach y el Ritz, además de una estructura de 13 niveles que luce abandonada y en obra negra.
En el sitio, del lado de la franja de arena, dos bombas de agua vierten líquido oscuro, jabonoso y transparente de forma constante a la bahía de Acapulco, mientras turistas y paseantes disfrutan de las olas y el sol del puerto, en el punto que marca el inicio de la zona Dorada.
Un trabajador consultado por la Jornada en el sitio, refirió que las obras de desazolve son realizadas por el gobierno municipal y sostuvo que no se trata de agua de drenaje, a pesar de que el lugar despide olores fétidos durante las noches desde la alcantarillas de la conocida Gran Plaza, las cuales desembocan en la playa desde dos cuadras arriba.
El trabajador manifestó que “es agua almacenada y por eso se puso fea, pero no está sucia, por eso la estamos descargando hacia el mar”.
En el lugar se puede observar agua negra que brota sin cesar hacia el mar, al igual que un líquido transparente con espuma que es bombeado por dos máquinas hacia la playa, aunque el trabajador insistió en que “No es agua de drenaje, pero tampoco es pluvial. Es agua que baja del cerro”.
El pasado 13 de junio, en el contexto del congreso de Ciencias Ambientales organizado por la Universidad Autónoma de Guerrero, la catedrática e investigadora de la unidad académica de Ciencias de Desarrollo Regional, Laura Sampedro Rosas, advirtió que en los últimos cinco años, registró 415 tiraderos de residuos sólidos y 799 puntos de descarga de aguas residuales clandestinos.
A través de dichos puntos, desembocan al mar anualmente más de 30 mil toneladas de desechos, desde diferentes partes de Acapulco, los cuales presentan restos de criaderos de animales, baterías, plásticos.
Leer más en La Jornada