Teléfono rojo
Dotado de una inteligencia singular, señalado durante años como un animal político de habilidad extrema, Marcelo Ebrard, ha transitado (verbo polaco) por casi todos los partidos de México… también ha resentido rudos golpes de la mala fortuna, y mucha cizaña.
Como cazador oaxaqueño en busca de saltamontes –de esos que acompañan al mezcal–, el Tribunal Electoral le echó la red al gran chapulín; es decir, al maestro del acomodo, quien colecciona partidos como si fueran boletos del Metro; menos de la Línea Dorada, es cierto.
El máximo juez electoral le derrumbó una anhelada candidatura pluri bajo el argumento de una bigamia insostenible: quiso registrarse por dos organizaciones, el PRD y el Movimiento Ciudadano… y eso no se vale, y vas pa’tras.
Las malas lenguas –cuya maldad a veces las hace ciertas– dicen: ante el desaire de Los Chuchos perredistas –¿auspiciados por Miguel Ángel Mancera?– Marcelo compró la oferta de Dante Delgado. Bueno, –no sobra decirlo– hizo sensibles aportaciones a las arcas del partido naranja… y a veces el amor con “lana” también se paga.
Ebrard ha pasado la primera mitad del sexenio en un estado casi de indefensión política, cuando hace unos años miraba brillar su estrella en lo más alto del firmamento. Hoy, sin respaldo institucional alguno, queda expuesto a riesgos frente a los cuales no parece tener defensa.
Con premeditación, alevosía y ventaja, le aplican aquella máxima juarista: “A mis amigos: justicia y gracia; a mis enemigos, justicia a secas”… y Marcelo tiene pocos amigos y muchos enemigos.
¿El poder le estará cobrando la factura por haber auspiciado –desde lo oscurito– el escándalo de La Casa Blanca de Las Lomas, aunque él lo niegue? ¿La habrán aplicado “La Hurracarrana” –maniobra ofensiva en la lucha libre– por el desastre de la L12?
Marcelo se refugia en un viejo recurso: proclamarse víctima; clama por el despojo de sus derechos políticos y señala culpables; acusa al Verde –alguna vez tan cercano–, al Panal y al PES, los cuales –dice– caben todos dentro del mismo cajón del PRI –su ex partido, también–; peregrina con las vestiduras rasgadas: desde el poder me han despojado, es una maniobra de Peña Nieto orquestada por Osorio Chong… no tienen madre.
¿Y ahora quién podrá defenderlo?
Al chapulín fracasado, ni el chapulín colorado.
EL MONJE LOCO: El mejor alcalde del mundo queda sin el abrigo del fuero… puede ir buscando abogado; el expediente del fraude en la L12, sigue abierto… y las rejas de la cárcel también.
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