Teléfono rojo
Cuando en enero pasado el entonces Procurador General de la República –Jesús Murillo Karam– rechazó la extradición de El Chapo Guzmán, argumentó que el todopoderoso capo primero debía saldar cuentas con la justicia; que juzgarlo aquí era un asunto de soberanía nacional.
La fuga del siglo demuestra que la lógica de Murillo Karam –y del supremo gobierno– era de papel. La afirmación –políticamente correcta– pretendía garantizar que el Estado mexicano haría valer la ley a pesar de la mala fama y las sospechas fundadas en la corrupción, negligencia e ineficacia de nuestro sistema judicial.
Hoy, aquella reiterada garantía vale menos que un billete de dos pesos.
Sí. La huida de El Chapo “topo” es una “afrenta” al Estado y al Presidente de la República, a quien también se le fugó la credibilidad; Peña Nieto queda encuerado, ya no digamos debilitado y humillado.
Resulta significativo que el segundo escape del primer enemigo público no genere miedo ni indignación. El pulso social y el periodístico laten de risa e indignación.
Los incapaces de vigilar a El Chapo y los (i)responsables de la seguridad nacional, quedan como payasos de circo frente a una sociedad que ha desde tiempo ancestral ha perdido la fe y el respeto por los gobiernos corruptos e ineficaces en grado superlativo, incluido el actual.
El “ridiculazo” provoca burlas de adentro y más presiones afuera. La evidencia refuerza la exigencia estadunidense de entregar a todas y cada una de las cabezas de los cárteles de la droga… y es pretexto dorado para reforzar la presencia de Washington en el combate al mexicanísimo crimen organizado. La dizque espontánea colaboración ofrecida por la procuradora estadunidense Loretta Lynch no es gratuita.
Si la inteligencia de Estados Unidos fue clave para capturar al líder del Cártel de Pacífico –hace 17 meses– ahora será fundamental en el rastreo y posible recaptura del demonio que le jala los pies a Peña Nieto… y gabinete que lo acompaña.
Más aún, El Chapo fugaz no habrá manera de negar a EU más extradiciones.
El tan traído y llevado argumento de la soberanía no servirá más, ni siquiera como pretexto para defender instituciones que han quedado en ridículo…
EL MONJE LOCO: El Chapo “topo” le hizo bullying al Presidente y al sistema. Ha escrito el acta de defunción de las cárceles “seguras”. Otra rayita más al tigre de la vergüenza. Según la DEA, el capo tuvo dos intentos previos de evasión; la tercera vez fue la vencida. ¿Ya para qué cortar cabezas de funcionarios ineptos? Ya pagará quien la hizo… y con eso basta.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com