Teléfono rojo
Al PRD le urge recuperar unidad interna y dejar pleitos estériles para sobrevivir
Si algo le conviene hacer hoy mismo a dirigentes y militantes perredistas, es poner atención a lo que plantea su diputado local, Sebastián de la Rosa Peláez, quien se ha convertido en una de las voces más lúcidas al interior del PRD, uno de los pocos que aún creen en la democracia interna, en asumir las auténticas causas ciudadanas en su lucha política, y en el cumplimiento estricto de la ley afuera y adentro de su partido para hacer de la política un medio de diálogo y soluciones, y no un pretexto para imponer intereses personales en las luchas por el poder.
Lo que le dice De la Rosa a sus compañeros perredistas es muy sencillo y se puede sintetizar en tres líneas de política partidista: primero, cesar los pleitos estériles de la dirigencia del PRD con el gobierno estatal de Héctor Astudillo Flores, porque “la inseguridad es un tema que nos va a pegar a todos en la elección del 2018, porque todos los partidos que han gobernado aquí tienen algún grado de responsabilidad; y desafortunadamente tenemos en Acapulco a uno de los eslabones más débiles en la recuperación de la seguridad pública en el gobierno municipal de Evodio Velázquez”.
De modo que se deben dejar los ataques y cesar de requerir alternativas que no han logrado solucionar el problema de la violencia, como el nombramiento de un comisionado de seguridad en Guerrero, una figura que ya probó su fracaso en Michoacán.
Mientras que por otro lado, los partidos, gobiernos, el Congreso local y autoridades electorales deben buscar un mecanismo que evite la intromisión del crimen organizado en el proceso electoral del 2018, y que imponga candidatos afines a sus intereses.
Segundo, que el PRD debe esforzarse en reconstruir la ruta de la democracia interna, impulsando la elección de consejeros nacionales y estatales y delegados al Congreso nacional del PRD, evitando anteponer intereses de grupos o personales, ya que deberá ser el propio partido que organice la renovación de las dirigencias en todos los niveles, a más tardar en septiembre, ya que los nuevos comités directivos deberán entrar en funciones en octubre próximo.
El Instituto Nacional Electoral no podrá organizarles esta vez esa elección interna, porque el proceso electoral del 2018 iniciará legalmente en septiembre, y dicho órgano queda impedido de atender cualquier otro tema que no sea la elección presidencial y la renovación de las cámaras de diputados federales y senadores.
Y tercero, impulsar un sincero esfuerzo por construir una alianza electoral de todos los partidos de Izquierda (PRD, PT, MC y Morena) para la presidencia de la República en el 2018. Tanto porque ninguno de ellos tiene la capacidad de ganar por sí solo, como porque el apoyo mutuo en aspectos de estructura electoral, financiamiento, experiencia operativa y atractivo ante los electores, todo combinado, puede ofrecer triunfos en la elección no sólo de presidente, sino de alcaldes, legisladores locales y federales, en el Senado, y si no obtener mayorías en los Congresos federal y estatales, cuando menos podrían lograr cogobernar como segunda fuerza.
En el caso de las alianzas electorales, a pesar de que muchos ven a Andrés Manuel López Obrador como un candidato fuerte ante el que debe nuclearse toda la izquierda de México, Sebastián les advierte que “debe ser una alianza legal, y nadie debe ser tan inocente de ceder al capricho de obligarse a declinar a favor del Peje desde ahora, porque ningún partido puede hacerlo a riesgo de perder el registro y desaparecer”.
O dicho de otro modo, señores perredistas, lean y documéntense bien para que no los sorprendan. De la Rosa tiene razón: los que se vayan ahorita del PRD se quedarán sin partido, sin candidatura ni garantía de nada… a menos que lleven un montón de seguidores, dinero y votos con los que negociar, algo que de todos modos vale en su propio partido. Mucho ojo…
¿Mojica le mueve el tapete a Evodio…?
Al que no le conviene nadita seguir con el pleito del PRD contra el gobernador Astudillo por el tema de la violencia, es al presidente municipal de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, y no tanto porque afecte su relación personal y política, sino porque está llamando la atención sobre un tema muy delicado que le pesa demasiado al joven acapulqueño: la evidencia de que su gobierno NO está logrando resultados en materia de prevención de los delitos, y de que la causa podría estar en un inconfesable pacto con ciertos grupos criminales.
Lo curioso es que en lo que parece un pleito interno entre perredistas, es la secretaria general del PRD nacional, Beatriz Mojica Morga la que le echa gasolina al fuego, con sus continuos ataques al gobernador Astudillo sobre el tema de la violencia, haciendo énfasis en aspectos que le pegan de rebote a Evodio.
Lo malo es que el propio Evodio parece NO darse cuenta de que en la diatriba perredista que basa sus reclamos en el elevado número de víctimas de ejecuciones y homicidios que se registran en Guerrero, es precisamente Acapulco la plaza con la tasa más alta en ese delito, y que todos los diagnósticos oficiales sobre el tema señalan que la causa es el mal trabajo de la Policía Municipal que falla en la prevención y en la vigilancia, del que es mayormente responsable el ayuntamiento porteño.
De modo que no le queda al alcalde que está bajo sospecha de no cumplir por motivos inconfesables, andar llevando acarreados a protestas públicas de su partido –haciendo notar su caro “poder de convocatoria”- en contra de una violencia de la que es cómplice, o al menos responsable directo. ¿No cree…?
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