Teléfono rojo
2018: ¿gobierno de coalición?
El fenómeno de la alternancia ya está presente en México, de cara a la sucesión presidencial del 2018.
El PAN mal gobernó durante 12 años (la docena trágica, le llamaron) al país del 2000 al 2012.
El PRI regresó a Los Pinos hace cinco años con el presidente Enrique Peña Nieto quien ya arrastra el descrédito.
La Asamblea Nacional del PRI y sus resultados (sábado 12), provocaron súbitos cambios de escenarios, rumbo al 2018.
Quitar el candado del requisito de 10 años de militancia para aspirantes a la silla presidencial, echaron abajo al ex puntero Miguel Osorio Chong.
Quien ahora encabeza una terna es: José Antonio Meade (SHCP) seguido de Aurelio Nuño (SEP) y José Narro (Salud).
El PRI, es un costal de mañas; no es rival fácil de vencer. Si así lo creen fanáticos de AMLO dueño de Morena, se equivocan.
El PRI vendería cara su posible derrota. El virtual candidato priista presidencial, Meade, es “panista-priista”, con trayectoria limpia.
Lo cierto es que, de acuerdo a encuestas, AMLO sigue arriba, pese no tener estructura a nivel nacional.
AMLO, podría enfrentarse a una coalición -¿de facto?- encabezada por el PRI- PAN-PRD-PT, MC, Panal y otros.
El PVEM, satélite priista, tratará de postular candidato propio para el 2018; los números no le alcanzan. El objetivo es dañar a AMLO.
Sin duda, los más expertos consultores en Marketing Político, serán contratados por el equipo de Meade, para venderlo como “el mejor producto del mercado electoral”.
Mientras tanto en Los Pinos existe ambiente de preocupación. Los focos rojos están encendidos. Aún no llega la catástrofe.
En el PRI casi ocurre lo mismo: Están nerviosos en medio de la zozobra e incertidumbre.
Nada fácil resulta ceder el poder a un mesiánico y populista como AMLO, dueño de Morena. Lo comparan con Maduro, dictador bananero.
Será lo peor que le ocurra a Peña Nieto y al PRI. Los fanáticos de Morena y AMLO festinan triunfo antes de la elección. Mal presagio.
Engallado, el líder nacional priista Enrique Ochoa reconoce que el rival a vencer es AMLO.
“Derrotaremos al populismo autoritario que hace mucho daño a Venezuela y que México no merece.
“México merece mejor destino y así lo vamos a lograr como derrotamos a Morena y a AMLO en el Estado de México”.
Sin embargo, el ex gobernador Rubén Figueroa dijo que quien decidirá al candidato (presidencial) será el presidente Enrique Peña Nieto. ¡Pum!
El vetusto ex mandatario no anda errado; lo manifestó como presión para que su grupúsculo –clan- no sea excluido a la hora del reparto del pastel.
En el peor escenario, si el PRI ve que será derrotado por un frente opositor –si se concreta- propondría que en México se forme un gobierno de coalición -con la participación de diversos actores-, para que AMLO no se coma (solito) todo el pastel. ¡No se vaya indigestar!
Astudillo: lealtad al PRI
Pierden su tiempo aquellos que tratan de enfrentar al gobernador Héctor Astudillo contra líderes radicales que simpatizan con partidos opositores a su partido, y menos contra militantes o ex gobernadores como Rubén Figueroa.
Desde hace varias semanas el gobernador Astudillo ha invitado a sus giras de trabajo al ex mandatario Figueroa, en una actitud de cortesía política e inclusión.
Astudillo, desde que asumió el cargo el escenario que enfrenta no es fiesta; es de cruel violencia y salvajismo entre grupos del crimen, además de otros eventos nada gratos, independiente de la fatal crisis financiera.
Sin embargo, Astudillo es un político profesional, con experiencia y que sabría tratar –y enfrentar- a un posible gobierno federal opositor.
En el hipotético de que AMLO ganase la presidencia de la República, éste NO arribaría a Los Pinos -con la espada desenvainada- destituyendo a los gobernadores priistas, panistas, perredistas o de otros colores.
Más claro: La guerra de AMLO contra la “mafia del poder”, no es la guerra de Astudillo contra el dueño de Morena; o viceversa.
AMLO fue priista en su natal Tabasco; trae la escuela del PRI, sabe cómo tratar a priistas de buena cepa y honestos como es el caso del gobernado, Héctor Astudillo Flores. Para que los fanáticos amarra-navajas de Morena no se confundan.
Y, mucho ojo Pablo Amílcar: A Morena ya se les andan colando verdaderos pillos de siete suelas. Investiguen. ¡Aguas!… Punto.