Hontanar/Raúl Pérez García

Problemática soslayada

La inseguridad es el mayor de los males de Acapulco, tan grande, que a las demás calamidades les restan importancia y el gobierno aplaza la solución para otra ocasión.

Sin embargo, esas otras desgracias han propiciado la caída de Acapulco como centro turístico internacional a partir de hace un poco más de cuarenta años, poco a poco, a cuentagotas, como la humedad reblandece un muro a lo largo de los años hasta que lo derrumba.

Quienes vivimos el principio de esa época, integramos entonces una especie de inconsciente colectivo e iniciamos una cuenta regresiva. “El paraíso de América”, “La perla del pacífico”, “el Acapulco salido no de la naturaleza sino de un pintura de Paul Gauguin”…Sí, “el puerto más bello del mundo”, está en  graves problemas, si no se actúa con eficiencia y rapidez gubernamental, caeremos “a la segunda división” de los destinos turísticos de playa, y lamentablemente ese inconsciente colectivo no estaba equivocado, pese a carecer de la experiencia personal pero sí actuando con arquetipos y representaciones comunes al género humano.

¿Cuáles son esos males que la inseguridad “cubre”?

1. Los vendedores ambulantes en las playas, que impiden al turista la tranquilidad de tender una toalla y asolearse en la playa y que insisten en venderles diversos artículos, alimentos y bebidas alcohólicas.
2. Los vendedores ambulantes en las aceras y calles de las zonas turísticas, que con su fealdad urbana contrasta con la belleza de las playas.
3. La Plaza Álvarez (Zócalo) ocupada por un numeroso grupo de comerciantes ambulantes que la convirtieron en un mercado insalubre, extravagante y muy feo.
4. La libertad de precios en la prestación de servicios turísticos que propicia los abusos en alimentos y bebidas. Como mal ejemplo, las ramadas de Puerto Marqués en donde se atreven a vender una orden de sopes minúsculos hasta en cien pesos.
5. La anarquía en el transporte público, con taxis desvencijadas, sucias y en pésimas condiciones mecánicas, algunos conducidos por choferes desaseados y que en ocasiones asaltan a los pasajeros.
6. Hoteles ya viejos y que no son remodelados por sus propietarios u operadores, lo que convierte a Acapulcoen un centro turístico con hospederías de segunda y tercera clase, excluyendo de ese estatus negativo a una docena de hoteles en las zonas Dorada y Diamante.

Esa soslayada serie de problemas, están derrumbando el muro, como lo hace la humedad líneas arriba referida, y si no se hace algo al respecto, Acapulco terminará por caer. Si eso, desgraciadamente pasa, será muy difícil levantarlo.