Sin mucho ruido
El México tercermundista
Coincidimos con quienes ubican a Andrés Manuel López Obrador en el “viejo PRI”, de donde surgió como político a la sombra refrescante de Enrique González Pedrero, un intelectual tabasqueño que fuera director de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, director del Canal 13 cuando era propiedad del gobierno federal, Secretario General del CEN del PRI y gobernador de su estado.
Andrés Manuel fue dirigente estatal del tricolor y autor de un himno cursi y simplón a ese partido político, entonces un aparato electoral cuyo jefe máximo era el presidente de la República en turno –en aquellos tiempos de juventud de AMLO Luis Echeverría Álvarez-, pero quiso ser candidato priista al gobierno de Tabasco, y el partido ignoró sus pretensiones.
Cuando se fundó el PRD, Andrés Manuel fue uno de los primeros en afiliarse e inició una carrera partidista y política meteórica: un militante de apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas en las dos candidaturas presidenciales del hijo de Lázaro Cárdenas, lo que le valió para ser candidato al gobierno del Distrito Federal, que ganó con amplitud en los comicios.
La tercera candidatura presidencial de Cuauhtémoc no fue posible: Andrés Manuel la quería para él e hizo a un lado la lealtad. Fue el abanderado perredista perdedor ante el panista Felipe Calderón Hinojosa, y ustedes recordarán, el primero de los dos “fraudes”. El segundo fue cuando perdió ante el priista Enrique Peña Nieto.
Pero no le bastaba ser uno más- importante pero sin poder absoluto- y se hizo de su propio partido: MORENA, en donde es amo y señor.
Se proclamó como pre-candidato para las elecciones presidenciales del 2018, y ahora se prepara para participar en una encuesta para ser el candidato. ¿Quién encuestará? Nadie lo sabe. ¿Quiénes serán sus adversarios? Seguramente ninguno. ¿Esa es la democracia que busca para México? No sabemos lo que busque, además de la presidencia.
Es tan de su propiedad el partido, que dos de sus hijos son sus brazos, y claro está, sus herederos, pues en el México antidemocrático hay partidos familiares, como el Partido Verde y el PT, que pretenden ser dinásticos, como en las monarquías. A estos dos hay que agregar a MORENA, cuyos militantes sobresalientes son los “guardias pretorianos del emperador”, pero olvidan que en la Roma imperial dichas cohortes terminaban por asesinar al César, ¿o no es lo que hizo AMLO con Cuauhtémoc Cárdenas al “matarlo” políticamente para instalarse él en el poder del PRD hasta que los “Chuchos”, ambiciosos también, propiciaron su salida del “Sol Azteca?
Se hizo de su partido, que es de su propiedad absoluta, y pretende instalar, como los Julio Claudio y Julio Flavio, una dinastía.
Este es el México tercermundista. ¿Cuándo lo superaremos?