El presupuesto es un laberinto
Acapulco: debilidad y fortaleza
Más allá de estrategias para reposicionarse y reivindicarse ante la ciudadanía y menos para pedirle perdón por fallar garrafalmente, el alcalde de Acapulco Evodio Velázquez Aguirre exhibió –tras declinar reelegirse- total debilidad y hasta mostró pánico escénico ante el electorado.
Evodio reveló ser un político pusilánime, timorato, que no inspira confianza ni entre su propia gente del PRD. A la ciudadanía le agrada contar con políticos y líderes valientes, arrojados, temerarios que vayan al frente de guerra, nunca cobardes; eso desmoraliza a cualquier ejército en plena batalla.
En la guerra se utiliza táctica del repliegue cuando las tropas no están totalmente derrotadas ni diezmadas; con Evodio ocurre lo contrario: desde hace mucho el alcalde de Acapulco perdió toda batalla, no tiene tropas con fortaleza para ganar la guerra electoral pues su repliegue es sinónimo de vergonzosa derrota. Por eso utiliza mercenarios que nunca serán confiables.
De momento el munícipe perredista del puerto se atrincheró tras no haber conseguido una candidatura al senado ni tampoco alguna plurinominal, menos la reelección. Evodio en las urnas perdía de todas maneras.
Los asesores de Evodio Velázquez abrigan la esperanza que el PRD refrende el poder en la comuna de Acapulco, y que éste se convierta en figura emblemática estatal, pero eso significaría desplazar al ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien mantiene férreo liderazgo dentro y fuera de ese partido, al que alguna vez levantó debajo de la lona.
Tras el registro de siete precandidatos a la alcaldía de Acapulco (internos y externos) los perredistas se convencieron que ninguno tiene el peso suficiente para arrasar en las urnas.
Los dirigentes de las diferentes tribus del PRD necesitan a Evodio como Mecenas que sufrague la campaña con la esperanza de refrendar el poder en Acapulco por tres años más.
Sea interno y/o externo el ganador, los capos políticos perredistas pactarían “borrón y cuenta nueva” al estado financiero que deje el edil saliente. Soñar no cuesta nada. La realidad es otra.
De manera irreflexiva el alcalde Evodio, muy nervioso manifestó en Chilpancingo que el PRD “no apoyaría un candidato externo, sino alguien de su mismo partido”.
Víctor Aguirre, Ramón Almonte, David Jiménez e Ilich Lozano son militantes del PRD pero son los aspirantes más débiles, cuestionables y con mala fama.
Contrariamente, los precandidatos externos Marco Antonio Terán Porcayo, Francisco Torres y Joaquín Badillo son quienes presentan menos puntos negativos que los militantes del PRD.
Acapulco, la Joya de la Corona y la plaza más codiciada por los grupos políticos y de poder será disputada ferozmente, por los grandes intereses que allí existen, donde un alcalde –Evodio Velázquez- ya probó las mieles y se engolosinó a tal grado que no quiere soltar la silla municipal, aunque se exhiba como político timorato que le tiene miedo a las urnas.
Acapulco servirá como laboratorio para probar de qué tamaño están hechos los precandidatos de todos los colores a la presidencia; el puerto sirve para que capos políticos y jefes de los grupos de poder –partidista- exhiban fortalezas y debilidades. La hora ha llegado… Punto.