Hoja verde
Vacunas: ¿Crisis de salud o de seguridad?
Una nueva crisis de salud, producto de las decisiones apresuradas de la 4T, podría explotar por la falta de vacunas para recién nacidos, niños y adolescentes, anunciada por el titular de Salud Estatal, Carlos de la Peña Pintos, debido a la falta de vacunas para 300 mil menores de 18 años.
Empecemos con un poco de historia de la vacunación en México, que inicia en 1804, cuando el Dr. Francisco Xavier de Balmis inoculó por primera vez contra la viruela usando la técnica de brazo con brazo. A fines del siglo XIX, se realizaron inmunizaciones contra la rabia, la polio y la tuberculosis y en 1973 se inició la Campaña Nacional de Vacunación, aplicando seis biológicos incluidos en cuatro vacunas esenciales: BCG, antipoliomielítica, DPT (difteria, pertussis y tétanos) y antisarampión. Ya en 1990, México fue uno de los siete países del mundo autosuficientes para elaborar todas las vacunas del Programa Ampliado de Inmunizaciones, sobresaliendo al grado que la ONU le dio el estatus de Centro Regional de Referencia para Vacunas, por su capacidad de producción de biológicos.
En noviembre de 2018, el Instituto Nacional de Salud Pública, informó que menos de 35 por ciento de los niños de entre 24 y 35 meses han recibido completas sus vacunas; que al 54 por ciento le hacen falta una o más vacunas para completar su Esquema Nacional de Vacunación y lo que resalta como más preocupante, que 6 por ciento no había recibido ninguna vacuna, en todo el país.
Y surge la pregunta: ¿Qué pasó de ese entonces a la fecha que causara la crisis de vacunación que se padece ahora?
Realmente es un problema sumamente complejo y de manera totalmente simplista podremos referir 4 situaciones principales:
1. Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S.A. de C.V. (Birmex) es una empresa de propiedad mayoritariamente estatal que en la década de los 70’s desarrollaba todas las vacunas, pero redujo su producción a solo dos y ahora importa y vende vacunas, antivenenos. inmunoglobulinas y productos de diagnóstico fabricados por otras empresas, dejando el gran mercado de la producción de vacunas en manos de empresas transnacionales.
2. La mala planeación en la compra y distribución de las vacunas durante las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Por ejemplo: compraron 38.6 millones de vacunas contra la tuberculosis, pero casi la mitad se desperdició debido a presentaciones inadecuadas, como frascos con 10 dosis, de las cuales caducaban 8 en promedio, antes de ser requeridas. Rodrigo Romero Feregrino, miembro de la Asociación Mexicana de Vacunología, detalla que el problema con la presentación de 10 dosis es que si nace un niño o 10 se tiene que abrir. “Si sólo nace uno, se abre, se usa una y se desperdician nueve.
3. Fallas de la red de refrigeración y más, sin contar el sobreprecio en los productos. La Asociación Mexicana de Vacunología y la Alianza por la Vacunación, refieren que sólo en la compra de la vacuna BCG (tuberculosis), las Administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña registraron en 11 años pérdidas por tales anomalías por unos 191 millones de pesos a precios de 2013, casi el 10% ciento del presupuesto de vacunación para 2019.
4. Una razón más, de índole francamente aberrante que está afectando los programas de vacunación, más allá de la existencia o no de vacunas, es la desinformación o ignorancia de la población. En 1998 el médico inglés Andrew Wakefield publicó una información donde supuestamente probaba que la vacuna triple contra sarampión, paperas y rubéola podía tener relación con el autismo en infantes. Esta noticia sensacionalista propició un movimiento antivacunas que tristemente se ha extendido en el mundo y está causando graves daños, pese a que está comprobado que tal afirmación es absolutamente errónea.
Como evidencia de lo anterior se indica que, ilógicamente, las poblaciones rurales tienen más completos sus esquemas de vacunación que las de áreas urbanas, donde los padres deciden si llevan o no a sus hijos a vacunar.
En la 4T, la crisis de vacunas explotó porque no fluyeron los recursos para comprar las vacunas que faltan, al igual que todo lo demás que el lector ya conoce.
Es urgente que este asunto se regularice y se reinicien los trabajos de vacunación en todo el país, por elementales razones de salud, pero viendo más allá y pensando en seguridad nacional, es necesario, vital, diría yo, que México vuelva a ser autosuficiente en producción de vacunas, no sé: ¿Qué tal si a Mr. Trump se le ocurre prohibir la venta de vacunas a nuestro país, por cualquier babosada?