Sin mucho ruido
Lo decíamos ayer en este espacio: Jaime Bonilla regresó a Mexicali contento de Ciudad de México.
Buscó a su amigo Andrés Manuel López Obrador y se siente seguro gobernador de Baja California durante cinco años.
Hasta 2024.
Está claro:
Como autoridad máxima, el tabasqueño ha renunciado a su derecho de garantizar el derecho so pretexto de no influir en la soberanía de los estados.
Sólo restarán, como obstáculo jurídico, los recursos interpuestos por muchos actores políticos y de la sociedad civil, inconformes con el golpe constitucional.
Ya anunciaron panistas y priístas, no importa si están devaluados los liderazgos de Marko Cortés y de Claudia Ruiz Massieu, su decisión de ir hasta la máxima altura del aparato judicial.
Al final hablarán el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Distinta vía será si Porfirio Muñoz Ledo alza su estatura moral y la presidencia de la Cámara de Diputados para impugnar las decisiones del Congreso del Estado de Baja California.
Si se empeña, puede conseguir su enunciado: desaparición de Poderes en esa campiña norteña y la inhabilitación de Bonilla.
AMADOR RODRÍGUEZ LOZANO
Queda un recurso pendiente: la investigación política y penal.
Hay elementos para indagar cómo, quién y cuándo abrieron una oferta al presidente del Congreso de Baja California, el priísta Benjamín Gómez Macías, por votar la ampliación del periodo gubernamental de dos a cinco años.
Escuchó, denunció ante la prensa, amenazó con llevar el caso al Ministerio Público y, tras largas negociaciones con los emisarios del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Jaime Bonilla… ¡votó a favor!
A él le ofrecieron -de partida, es preciso subrayarlo- un millón de dólares porque como presidente debía convocar a sesión y aprovechar su influencia para conseguir respaldo.
Pero a los diputados segundones, a los de relleno, la tentación inicial de medio millón de dólares y cada uno negoció según su prurito y su falta de ética.
Y como todo sigue en marcha para la asunción de Bonilla, él ya prepara su equipo de gobierno y como segundo estará el ex priísta Amador Rodríguez Lozano en la Secretaría General de Gobierno.
Ya fue vicegobernador –valga el nuevo cuño- en Chiapas y ahora lo será en Baja California.
UN OBJETIVO LLAMADO ALITO
1.- Las escenas de esta tarde en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) son previsibles.
El campechano Alejandro Moreno Alito recibirá las embestidas de su competidores por la dirección tricolor, Ivonne Ortega y Lorena Piñón.
Lo acusarán de ligas con el régimen de Andrés Manuel López Obrador, de ser el candidato de la nomenklatura y de condicionar la vida del partido.
Es el riesgo de liderar las preferencias.
Pero entre frases y acusaciones, Piñón se lanzará contra Ortega por haber intentado frenar el acceso a la candidatura.
Acceso abierto finalmente por el Trife de Felipe Fuentes Barrera.
Y 2.- solidaridad de gremio con Carlos Jiménez. Las amenazas desde el poder es un riesgo adicional a los inherentes del periodismo profesional.